ETA vigilaba desde hace tres años al general asesinado ayer en Madrid

Cinco de los 11 disparos efectuados por "un hombre muy alto" mataron ayer al general de Infantería Juan José Hernández Rovira, de 58 años, a las 8.30 en Madrid. ETA le tenía en su punto de mira desde 1991. Su nombre figuraba en una lista de 400 objetivos incautada en marzo de 1992 a un miembro del comando que dirigía José Luis Urrusolo. Sus siete hijos, el menor de los cuales padece el síndrome de Down, habían perdido a su madre el año pasado, víctima de un cáncer.

El atentado se produce a 12 días de las elecciones europeas y andaluzas, convocadas para el 12 de junio, y 10 días después de que ETA asesinara a un teniente en Madrid.El asesino del general Hernández Rovira iba acompañado de una mujer, y a ambos les esperaba un tercer terrorista a bordo de un coche, que fue abandonado en un barrio plagado de guarderías y colegios. En su interior dejaron un bidón de gasolina y una bomba, que hizo explosión a las 9.40.

En el momento del atentado, el ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, relataba en París a un grupo de corresponsales españoles la cena con su homólogo Charles Pasqua y comentaba cómo el aislamiento social y el debilitamiento de ETA podría desembocar, paradójicamente, en "una fase de terrorismo especialmente cruento".

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