Paco Ibáñez y José Agustín Goytisolo se presentan al desnudo durante un mes en Madrid
El recital "La voz y la palabra" ofrece canciones y poemas con sencillez y austeridad
"Vienen a vernos los hijos de los hijos de puta del mayo francés", dice José Agustín Goytisolo refiriéndose a La voz y la palabra, el recital que junto a Paco Ibáñez ofrece del 1 al 30 de junio en el teatro Marquína, de Madrid. En la primera parte, los poemas de Goytisolo se entrelazan con las canciones de Ibáñez; en la segunda, el cantor ofrece una selección de sus 30 años de carrera. Y sonarán las Palabras para Julia; se recordará al lobito bueno, al príncipe malo, a la bruja hermosa y al pirata honrado... Como dice Paco Ibáñez, "la gente pide que le acaricies un poco el corazón".
No han pasado buena noche. La cena acabó casi en intoxicación y el viento acondicionado de los apartamentos donde se alojan en Madrid tampoco ayudó a conciliar el sueño. José Agustín Goytisolo (Barcelona, 1928) aparece por la mañana con mejor aspecto que Paco Ibáñez (Valencia, 1934). También con mejor humor porque, a la hora de las fotografías, Ibáñez se mosquea y da una espantá tan decidida como breve; a los pocos minutos le cambia el semblante y se sienta con Goytisolo delante del fotógrafo.Después, el mal humor se convierte en agua de borrajas cuando poeta y cantor inician un mano a mano, recordando Goytisolo sus tiempos de jugador de fútbol en un equipo de tercera en Mallorca e Ibáñez las excelencias del meta Eizaguirre. La cosa no queda ahí, y mencionan casi de carrerilla alineaciones del Athletic de Bilbao, del Barcelona y del Valencia; hablan de las habilidades de César, el divino calvo; de los borceguíes de entonces, que pesaban kilos; de...
Al fin, Paco Ibáñez centra el tema: La voz y la palabra. Es el recital que ambos presentan del 1 al 30 de junio en el teatro Marquina, de Madrid, con el que esperan continuar el éxito de sus 17 actuaciones en Barcelona, donde colgaron diariamente el "No hay billetes". ¿Una sorpresa?
"Sí y no", dice el cantor. "Si hubiera sido una sorpresa muy grande hubiésemos empezado por no hacerlo. Pero había fe, uno va tomando el pulso de la gente, de la sociedad, y piensa: Todos como borregos, a comer del mismo vertedero. Debe haber gente que está pendiente de buscar, de exigir, de no doblegarse, de buscar algo, de tener unos valores, Y son miles y miles de personas que no las ves, pero que las adivinas, las hueles. Y resulta que sí, que es verdad, que existen. Y la prueba es que los recitales se llenan en unas condiciones que a la gente le parece mentira. ¿Cómo puede ser que llenéis el Borrás de Barcelona durante 17 días, cuando los demás teatros están vacíos? La gente sigue pidiendo que les acaricies un poco el corazón".
"Esta ha sido la gran estafa, no la de robar como lobos", añade Goytisolo. "Lo que le han quitado a la gente, sobre todo a la gente joven, es la ilusión. Porque lo curioso es que yo pensaba que a los recitales vendrían los carrozas. ¡Y una leche! Muchachas de 17 años, chicos de 21 ... Paco lo explica muy bien: 'Vienen los hijos de los hijos de puta del mayo francés'. Sus papás están todos enchufados y colocados, y sus hijos avergonzados. Esta gente es la que viene".
Y comienza un continuo ir y venir de respuestas entre cantor y poeta. "Es como si redescubriéramos siempre la luna y las estrellas" ( Paco Ibáñez). "Paco, ¿cuanta gente aparte de tú y yo sabía que ayer era día de luna llena en Madrid? Haz una encuesta" (José Agustín Goytisolo). "Lo que José Agustín puede decir, lo que yo puedo cantar, lo que tú puedes contar..., las palabras no lo pueden describir. Hay algo que se produce en los recitales que hay que vivirlo. También está la memoria sentimental, que..." (Ibáñez). "Los jóvenes no tienen memoria sentimental. Son cómplices nuestros en la esperanza" (Goytisolo). "¿Qué es lo que se produce cuando él se sienta y empieza: 'Cuando yo era pequeño, siempre estaba triste'. Son conceptos, fonemas, hay música, hay ritmo. Después canto yo y se va creando un ambiente que la gente recoge y se produce una explosión. Es la emoción o la magia que eres capaz de crear. ¿Cómo se mide? No lo sé" (Ibáñez). "La gente ve a dos viejos puñeteros que no se rinden, que no necesitan cagarse en ministros, que ya están llenos de mierda, sino charlar de cosas más importantes que el dinero. Si te quitan la cartera no te quitan nada; te quitan el alma y lo pierdes todo" (Goytisolo).
El toma y daca termina y aparece un sentido del humor socarrón, ácido, con claves inalcanzables. Es el mundo peculiar de dos veteranos luchadores que no tiran la toalla: "Sentimos la responsabilidad de llegar al corazón de los demás sin trampas".
La voz y la palabra. Teatro Marquina (Madrid), del 1 al 30 de junio. Lunes descanso. Precio: 2.500 pesetas.
Babelia
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