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FERIA DE SAN ISIDRO

La tarde del rabo

Palomo, el único torero que ha desrabotado un toro en los últimos 58 años

Palomo Linares vuelve a la plaza donde corto un rabo el 22 de mayo de 1972. El hecho fue noticia de portada en los periódicos, porque tan excepcional trofeo no se concedía en Las Ventas desde 1936. Mientras daba la histórica vuelta al ruedo tuvo tiempo para interrumpir su borrachera de gloria y espetar a Alfonso Navalón, crítico de Pueblo: "Conmigo no puedes acabar ni tú ni nadie. Conmigo no puede acabar más que un toro".Aquel día torearon también Andrés Vázquez y Curro Rivera. Entre todos sumaron nueve orejas y un rabo. Los toros, de Atanasio Fernández, como hoy, fueron cómplices del éxito. Forges resumió en una viñeta la reseña que del ganado hicieron los periódicos: "Mansedumbre boba e inocente" (Informaciones), "Falto de fuerza y corto de respeto" (Arriba), "La tonta del bote" (Abc), "Sospechosos de pitones, cómodos de cabeza y de absoluta inocencia" (Pueblo).

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Como un meteoro

El humorista publicó en Informaciones el siguiente diálogo entre el subalterno de Palomo y el toro: "Que dice el jefe que hoy viene en arrolladora tarde", comenta el subalterno. "Ya me había adelantado algo el señor mayoral", dice el toro, "pero en plan oficioso". "Pues se confirma". "Entonces un servidor, se pone ipso facto en perita en dulce", dice el astado. "Vale", despide el torero.

La histórica faena, precedida de 26 lances de Palomo y 16 de Curro Rivera, duró ocho minutos y contuvo 41 muletazos, media estocada y seis capotazos de los peones, según medición de El Alcázar, para cuyo cronista, Benjamín Bentura Remacha, resultó "un curso de tersura, buena planta, mando y ligazón".

Faena de rodillas

Detalles de cómo fue la faena los apuntó Carlos de Rojas en Informaciones: "De rodillas, con la muleta en la mano derecha, toreó, entendámonos: toreó, no dio telonazos, y una vez puesto en pie redondeó la faena en naturales y derechazos largos, lentos y templados; los molinetes le salieron como se espera que salga un molinete, aunque dos de ellos los terminó fuera del sitio".En Arriba, José Antonio Medrano ofreció la siguiente explicación a lo ocurrido: "La suma de un toro increíble por bondad, y de un torero superior, dio un resultado de belleza cabal, a falta -¡qué gran falta!- de la emoción del toro".

Antonio Díaz Cañabate, en Abe, escribió esta versión: "Se oyen gritos de ¡el rabo! ¡el rabo! El presidente se apresura a concederlo. ¿Por qué no, si la gente está muy contenta? ¿Qué significa un rabo? Cuatro pelos mal contados".

Al día siguiente en la delantera de la andanada del 8, que ocupan grandes aficionados, aparecieron crespones negros. Habían censurado a Palomo que metiera el pico. Al entender de este sector, el toro tampoco había resultado tan soberbio.

Las crónicas, que definieron a Cigarrón, de 566 kilos, como "cebón, cornigacho, romo, noble y manso bobalicón" desvelan que tomó una sola vara, que se le tapó la salida, que berreó, que se cayó una vez y que murió en las tabla. Fue el último toro desrabotado en Las Ventas, después de que el artículo 68 del reglamento fijara: "únicamente de un modo que constituya excepción, a juicio de la presidencia, podrá ésta conceder el corte del rabo de las reses". José Antonio Pangua, el presidente, declaró tras la corrida: "Mi criterio ha sido justo y de acuerdo con los deseos del público. Al ver que los pañuelos seguían en alto, concedí el rabo". Poco después fue cesado.

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