_
_
_
_

Moscú exige a la OTAN un trato de favor igual a su peso internacional

Lluís Bassets

Rusia se halla dispuesta a firmar con la Alianza Atlántica el acuerdo de Asociación para la Paz y a abrir una delegación en la sede central de la OTAN, siempre que los aliados le ofrezcan un trato privilegiado proporcional a su peso internacional, según aseguran fuentes atlánticas.Hay divergencias sobre la forma que debe tomar este trato especial. Moscú quiere un protocolo o texto anejo a la Asociación para la Paz, mientras que los aliados ofrecen una declaración del Consejo Atlántico y rechazan todo lo que pueda oler a derecho de veto de Rusia sobre las decisiones de la OTAN.

Los países socios de la Alianza esperan que hoy se aclaren las mayores incógnitas sobre las delicadas relaciones con Rusia con motivo de la visita de su ministro de Defensa, Pável Grachov, que explicará a sus homólogos occidentales la nueva doctrina militar rusa. Los ministros de Defensa aliados escucharán a Grachov esta tarde, al término de la reunión del Comité de Planes de Defensa y del Grupo de Planes Nucleares de la OTAN.

Las relaciones con Rusia constituyen uno de los más complicados retos de la Alianza, que requiere hallar un punto de equilibrio casi imposible. Las concesiones a Rusia en sus exigencias de trato preferencial despiertan grandes inquietudes entre los países ex comunistas, que han firmado la Asociación para la Paz precisamente para anclar su seguridad al Oeste y eludir así el desagradable paraguas defensivo ruso.

Moscú desea, entre otras cosas, que se le consulte en cuestiones como las intervenciones de la OTAN en Bosnia, las acciones de mantenimiento de la paz o las armas nucleares. Bruselas exige, como punto de partida, que todo se haga con la mayor transparencia para que todos los países, incluidos los ex satélites, cuenten con garantías. En dichos países la aproximación entre Moscú y Bruselas suele ser calificada por muchos: medios de comunicación como "un nuevo Yalta" en el que se divide el continente a expensas de los países pequeños o sin suficiente fuerza internacional.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_