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Desplantes a un cadáver

Torero / Litri, Jesulín, Carrión

Un toro, 1º, de El Torero (tres fueron rechazados en reconocimiento, dos devueltos por inválidos), bien presentado, inválido, pastueño. Tres de El Sierro, bien presentados, inválidos. Sobreros : 2º, segundo sobrero, de Javier Pérez Tabernero -en sustitución de otro del mismo hierro asimismo devuelto por inválido-, justo de trapío, -inválido; 5º, de El Sierro, bien presentado, inválido, encastado. Litri: estocada (gran ovación y también pitos cuando saluda); estocada tirando la muleta y rueda de peones

(silencio). Jesulín de Ubrique: metisaca infamante por un costado -aviso- y dobla el toro (pitos); estocada t rasera caída (división de opiniones).

Más información
El segundo toro, se lidió bajo la responsabílidád del ganadero
Jesulín: "Me voy con la conciencia muy tranquila"

Manolo- Carrión, que confirmó la alternativa: bajonazo (silencio),- siete pinchazos bajos y se tumba el toro (silencio).

Plaza de Las Ventas, 23 de mayo. 10ª corrida de feria. Lleno.

Las escuelas del arte de torear, con sus modas y tendencias, los estil6s y las aptitudes de los toreros, podrán discutirse, pero si la fiesta de toros hubiera de ser lo que pretendió colar como toreo Jesulín de Ubrique en Las Ventas -hacerle desplantes a un ca,dáver-, -mejor sería prohibirla por -oprobiosa, olvidarse de ella y santas pascuas.Unos manotazos a la culata del toro en ocasión de darle revoleras fueron celebrados con muchas risas por parte del público y del propio ejecutor. A un telonazo por la barriga como quien pasa el trapo de fregar, el mismo artífice le llama el pase de la tortilla. He aquí dos hitos de la tau romaquia: del salto de la rana al pase de la tortilla. Un listo, pretende ocupar el trono que dejó vacío un histrión, variando las normas de procedimiento, aun que no demasiado: mientras éste se permitió el lujo de corromper medio mundillo taurino (representantes de la autoridad incluidos) para que le echaran erales desmochados, aquél sencillamente torea cadáveres.

"Jesulín deja que los pitones le rocen los mullos; cita prácticamerite pegado a las astas", dicen sus partidarios , y es verdad. Pero ha de ser con el toro clínicamente muerto; pues si embiste, ese Jesulín del supuesto valor temerario se quita. de en medio, vacía lejos los muletazos embarcando con el pico de la muleta, aprieta a, correr.

Verle ensayar desplantes, parones, espaldinas y tironazos con aquella ruina de toro que se desplomaba, o caía patas arriba, o intentaba afianzarse, jadeante y agónico, sobre las cuatro patas imposibilitado para emprender el menor movimiento, producía vergüenza ajena. E indignación producía también, pues aquellos zafios alardes de la nada constituían una burla al arte de torear por parte de quien no sabe interpretarlo; una ofensa a la dignidad de la profesión de torero Luego montó lentamente la espada, apuntó cuidadosamente a un incierto lugar de la anatomía del toro, y lo acuchilló. Literalmente lo acuchilló, metiéndole un espadazo infamante por un costado.

El quinto toro, tan inválido como todos, embestía un poco más y ya no le valió a Jesulín ni para torearlo ni para hacerle los parones. Menuda frustración para quien pretendía ponerse el mundo taurino por montera y menudo fracaso. Claro que no fue el único fracaso de la tarde. Antes al contrario, toda ella transcurrió bordeando el escándalo, por mor de unos toros que no se tenían en pie y de unos toreros incapaces de dar uno solo lance o un solo pase que tuviera un parecido, aunque fuera remoto, con el arte de torear.

Litri trapaceó espantadizo y desastrado a los inválidos. de su lote, lo cual tampoco extrañó a nadie, dada la concepción del toreo que tiene este diestro. Menos se explica, en cambio, la falta de entrega de Manolo Carrión, que estando en tarde solemne de confirmación de alternativa, contratos en expectativa, la plaza llena, el público favorable y Canal + transmitiendo en directo el acontecimiento, un torito flojucho y dulce se le fue al desolladero sin torear. Porque no cruzarse con el torito flojucho y dulce, colocarse fuera de cacho, meter el pico y destemplar la suerte, no ha sido, ni es, ni será nunca, torear.

El sexto, de corto recorrido, ,se revolvía, y lo al aliño pronto. Fue un alivio, en el fondo, porque llevábamos para entonces dos horas y media largas de corrida; dos horas y media largas de fraude, para decirlo con propiedad. Dos horas y media viendo desfilar inválidos, los seis titulares más los tres sonbreros, unos del chiquero al ruedo, otros del chiquero al corral, y vuelta a empezar. Todos cojitrancos, o desriñonados, o enfermos del pecho, o borrachos, o drogados, o quién sabe qué:

Es imposible que no haya en la ganadería de bravo toros medianamente útiles para . soportar una somera lidia sin morirse, en la feria de San Isidro". A no ser que alguien les esté visitando en la oscuridad antes de. salir, para meterles mano.

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