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Una treintena de países se enfrentan desde hoy en México por la protección de las ballenas

La Comisión Ballenera decide esta semana si crea un santuario antártico de cetáceos

El futuro de las ballenas se decidirá a partir de hoy en Puerto Vallarta (México) en la 46ª sesión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), que se clausurará el viernes. Dos grupos de países se enfrentarán para defender sus posiciones. Por un lado, el liderado por Francia y EE UU a favor de un santuario de cetáceos en la Antártida. Por otro, Japón y Noruega presionarán para que se permita cazar el rorcual aliblanco (la ballena más pequeña y numerosa). Sobre la mesa de negociaciones: el destino de los animales más grandes de cuantos pueblan el planeta.

Los debates, que se prevén calientes, tratarán tres asuntos básicos: la creación de un santuario en la Antártida, el levantamiento o continuación de la moratoria sobre la caza de este cetáceo, vigente desde 1986, y el establecimiento del llamado Procedimiento de Manejo Revisado (PMR), un plan que, entre otras cuestiones, intenta establecer cupos de capturas para satisfacer los intereses de Japón y Noruega.La aprobación del santuario antártico, propuesto por Francia en 1992, abarcaría la zona del océano Antártico al sur del paralelo 40º hasta la orilla del hielo permanente y supondría crear un espacio libre de explotación de cetáceos al que acuden a alimentarse seis de las siete especies de ballenas grandes.

A la propuesta francesa se adhirieron en la reunión de la CBI celebrada en 1993 en Kioto (Japón) otros 18 estados (entre ellos, España, Estados Unidos, Gran Bretaña, Argentina, Australia, Dinamarca, Alemania, México y Chile). Pero las decisiones vinculantes de la CBI exigen una mayoría del 75% de los votos emitidos, excluyendo las abstenciones.

Los ocho estados que se opusieron a la creación del santuario en 1993 (Japón, Noruega, Corea del Sur, Dominica, Granada, Santa Lucía, San Vicente y Las Granadinas e islas Salomón) bloquearon la iniciativa sobre esta zona de exclusión definitiva.

Investigar o comer

La cuestión del santuario no es, en cualquier caso, un asunto que pueda desligarse de otros objetos de la negociación La moratoria sobre la captura de ballenas, que no ha impedido a Japón hacerse con 300 cetáceos del tipo rorcual aliblanco por año, y el PMR pueden llevar a una componenda final, si se fijan cuotas de capturas que permitan a Japón continuar la pesca de estos mamíferos respetando el santuario antártico.Japón incluso está dispuesto a aceptar el santuario para todas las ballenas excepto el rorcual aliblanco, que es la especie que ahora caza. El primer ministro japonés, Tsutoinu Hata, ha dejado muy claro, bajo el argumento de que necesitan continuar con sus investigaciones "para acumular conocimientos científicos", que no cesarán las capturas. Su intención es llegar a las 2.000 capturas anuales.

Los grupos ecologistas aseguran que las motivaciones científicas no constituyen en absoluto el verdadero objetivo de Japón, ya que la carne de ballena termina satisfaciendo los apetitos culinarios de los clientes en los restaurantes japoneses, tradición alimenticia muy arraigada en la cultura de este país asiático. Además, los ecologistas insisten que son tantos os peligros que acechan a las ballenas -contaminación de los mares, reducción del fitoplancton (su alimento básico) por la pérdida de grosor de la capa de ozono...- que resulta muy arriesgado para su conservación reanudar, además, las capturas.

Ante este panorama, la refriega para conseguir los votos de los países que forman parte de la CBI se prevé ardua y, sin duda, tanto Japón y Noruega por una parte como Francia y Estados Unidos, por otra, desplegarán toda su capacidad de presión política para obtener el apoyo a sus respectivas posturas.

España ya ha reiterado su apoyo incondicional al santuario, según ha dicho el secretario general de Pesca Marítima, José Loira, que encabezará la delegación nacional en México.

Greenpeace y el Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza (WWF) han denunciado que el Gobierno japonés ha comprado, a través de ventajosos convenios comerciales acordados desde mediados de la pasada década, los votos de los microestados del Caribe y de. Islas Salomón para que se adecúen a sus intereses comerciales. Estos cinco países son algo más grandes que las ballenas a las que el santuario antártico pretende proteger, pero en sus manos está que salga adelante o no este proyecto conservacionista.

El derecho de voto en la CBI exige que sus miembros se hallen al corriente en el pago de las cuotas de este organismo. Unas cuotas que, a diferencia de lo que sucede en la ONU, son de la misma cuantía para todos los estados, independientemente de su peso en la escena mundial.

Imagen internacional

El problema del quorum preocupa a los ecologistas, por la necesidad de obtener tres votos favorables a la creación del santuario por cada votó en contra. Todavía no hay certeza sobre el número de países que acudirán a la reunión de la CBI, a la que pertenecen 40 Estados. Se calcula que estarán en Puerto Vallarta entre 28 y 30 delegaciones.Si los ocho países que votaron en contra del santuario mantienen su posición, los movimientos ecologistas, que tendrán acceso al desarrollo de las sesiones, presionarán para que vuelva a plantearse el citado proyecto en 1995. Pero si el resultado es contrario a las pretensiones de Japón y Noruega, los ecologistas no temen por la salida de estos países de la CBI, ya que "tendrían mucho que perder en cuanto a imagen internacional", aseguró Cassandra Phillips, portavoz de la WWF en Washington, en alusión al posible ingreso de Noruega en la UE y al interés de Japón por alcanzar un asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

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