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FERIA DE SAN ISIDRO

Engalanados para el concurso

Un centenar de establecimientos compiten con sus escaparates por obtener el premio de San Isidro

Antonio Jiménez Barca

Hay quien ha recurrido a un escaparatista profesional y ha puesto a un maniquí casi vivo que es la versión escaparate de La maja vestida, de Goya; hay quien se lo monta solo, con los materiales mismos de la tienda, y construye una pareja de chulapos de lana, material que expende el comercio. Alrededor de un centenar de establecimientos, participan en el XIV Concurso de Escaparates por San Isidro, convocado por la Cámara de Comercio. Cien parece un buen número, pero en algunos centros comerciales los escaparates adornados constituyen auténticas islas.De las 60 tiendas de La Esquina del Bernabéu, sólo una participa: se trata de la papalería Alpadisa, que ganó el primer premio el año pasado. Entonces recurrieron a motivos taurinos. Este año se han limitado a colocar un óleo que reproduce la plaza de toros de Las Ventas, un mantón de Manila y alguna cerámica.

"El jefe tiene mucha ilusión con el concurso, nos presentamos desde hace años, lo que pasa es que, para esta vez, contamos con menos espacio" dice Ángeles, la encargada.

Otro de los comercios que tradicionalmente concursan es la tienda de modas Guiomar. También en el centro comercial Pintor, en donde se encuentra este establecimiento, en la calle de Goya, 79, es la única participante. Eso no ha desanimado a María Octavia de Toledo, que a su condición de escaparatista ha unido su devoción por Goya para transformar un maniquí en la Maja vestida. "Utilicé un maniquí inglés que ya teníamos aquí".Uno de los comercios más tradicionales de Madrid, la tienda de lanas y tejidos El Gato Negro, en la plaza Mayor, 30, también participa. Lo ha hecho otras veces, y con éxito: en el interior de la tienda lucen los cuatro trofeos que han ganado.

Este año han levantado en el escaparate una típica escena de corrala hecha a base de lana, perlé y telas: una pareja de madrileños de principios de siglo, con el atuendo típico de las novelas de, Galdós, pasa la tarde en un patio hecho, entre otras cosas, con ganchillo. En El Gato Negro no recurren a escaparatistas: Isabel Ramos, encargada, y Angelines Rodrigo, dependienta, son las que cada año se rompen la cabeza para buscar un motivo.

En la calle de Preciados, 23, en un pequeño escaparate de calzados, Alfredo, el dueño, ha embutido un buen número de botas camperas y las ha rodeado de un burrito de mimbre, unos cuantos útiles de labranza y un retrato gigante de san Isidro. En toda la calle tan sólo el escaparate de El Corte Inglés, en donde una maniquí vestida de manola mira a los paseantes, acompaña a la tienda de calzados en la iniciativa de la Cámara de Comercio.

Otro de los escaparates más vistosos es el de la pastelería Mallorca, en Serrano, 6. También en este caso, un escaparatista profesional ha colocado un torero de cartón piedra dando un natural de buen temple a un toro. La idea partió de la dirección de la pastelería, y el mismo Juan Bienvenida cedió su traje de luces hasta el próximo 23 de mayo, fecha en que termina el concurso.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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