El banderillero Manolo Sanlúcar herido grave
El primer percance de la feria llegó ayer y fue para Manuel Diez Manolo Sanlúcar, banderillero de la cuadrilla de Paco Ojeda, a quien el segundo toro le cogió a la salida de un par de banderillas hiriéndole en el muslo derecho de pronóstico grave. La herida tiene dos trayectorias, una hacia arriba, de 25 centímetros, y otra hacia abajo, de 15 centímetros.También sufrió erosiones y contusiones múltiples, una de las cuales, en el hemitórax derecho puede haberle roto alguna costilla, lo que se comprobará mañana en la clínica en la que fue ingresado tras ser intervenido quirúrgicamente en la enfermería por el doctor Máximo Garcia Padrós y su equipo.
Hasta la enfermería llegó en brazos de varios compañeros dejando un llamativo reguero de sangre, que hizo pensar en un percance todavía más serio. Por fortuna, y a pesar de la gravedad, pocos minutos después ya se supo que la cornada era limpia y no afectaba a vasos sanguíneos importantes.
La corrida estuvo a punto de suspenderse a causa de la lluvia y sólo la insistencia de Curro Vázquez en actuar hizo que se celebrase. En el patio de cuadrillas insistió en que se podía y debía torear, puntualizando que era su opinión y que no obligaba a nadie. Paco Ojeda y Finito de Córdoba, que dudaron sobre si convenía celebrarla, respetaron esta opinión del director de lidia y asintieron. El presidente Juan Lamarca, añadió que si se hacía el paseíllo era para lidiar los seis toros cayese el agua que cayese.
Faena de dos orejas
Al término del festejo, Vázquez se mostraba muy contento por su decisión y por su éxito: "Aparte de que el piso estaba en suficientes condiciones, era mi último San Isidro y no quería defraudar al público. Afortunadamente no ocurrió nada por el barro y además logré mi objetivo de volver a triunfar, tal y como ya anuncié y prometí tras mi primer festejo".Un triunfo que entendía habría sido de dos orejas en circunstancias climatológicas normales: "Creo que la faena las mereció, pero bastante hizo el público con aguantar y sacar los pañuelos para pedir una". El diestro también concedía dos orejas simbólicas a los espectadores: "La afición de Madrid ha demostrado, una vez más, ser la mejor. Ninguna otra habría aguantado tanto chaparrón".
Despues de calificar a su primer toro como malo, adelantaba que el resto de esta su última temporada va a estar igual de entregado en todas partes: "Tengo más ilusión, estoy más a gusto y disfruto como nunca en la cara del toro". Lo cual no le hará volverse atrás en su decisión de retirarse: "Es irreversible".
Por otra parte, José María Álvarez del Manzano, alcalde de Madrid, entregó ayer en la Venta del Batán al matador de toros Javier Vázquez y al ganadero Fernando Cuadri los trofeos que les acreditan de triunfadores de la feria de 1993.
Babelia
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