Españoles enterrados en Marruecos

He tomado parte en el viaje de reencuentro organizado por ADERMA, entre los días 29 de abril y 2 de mayo, en las ciudades de Tánger y Tetuán. En algunos casos, como el de mi familia, Marruecos es nuestra segunda patria. En ella lucharon cinco o seis militares de mi apellido y allí quedó para siempre mi padre, el comandante laureado Valdés Martel, que murió a los 30 años, dejando a mi madre con tres hijos. Otro tío camal, Manuel Cavanna, también está enterrado allí, como consecuencia de otra acción de guerra. Alrededor de 20.000 españoles les acompañan.Permítaseme que haga público el llamamiento a las autoridades para que pongan rápida solución a la triste situación, pero no con la que parece ser que empieza a barajarse de crear otro cementerio y trasladar allí todos los restos, sino con la restauración del de Tetuán y, eso sí, inhumar en él lo que pueda encontrarse en los antiguos camposantos de las otras ciudades.

Y para terminar, y como prueba de la incongruencia de nuestras autoridades, solamente diré que mientras en el cementerio he podido contemplar con horror los restos de nuestros héroes entre basuras y escombros, en la ciudad, la Junta de Andalucía ha llevado a cabo la restauración de varios edificios y de la pérgola de la calle más importante del barrio moro, con mediano éxito artístico, y el empleo de bastantes millones de pesetas, y, por si fuera poco, somos tan generosos que se ha entregado a las autoridades marroquíes el palacio en donde residía la antigua Alta Comisaría, convertida desde la independencia en Consulado español.-