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Cuba raciona la venta de todos los medicamentos

El Gobierno cubano puso ayer en marcha un nuevo Plan de Medicamentos que suprime la venta libre de medicinas en las farmacias, establece un racionamiento estricto de todos los fármacos, incluidos las aspirinas, el bicarbonato, el algodón o los laxantes, e impone límites a los especialistas para recetar. El nuevo Plan sucede a otro similar de abril de 1991, y su objetivo es paliar los efectos de la reducción progresiva de disponibilidad de medicinas, que en poco tiempo ha dejado las farmacias cubanas desbastecidas y ha provocado un aumento del comercio negro de antibióticos, analgésicos, antiestamínicos y otros productos deficitarios.

"Yo quiero un novio dotó/ de los que curan/ pa sabé po qué me duele/ la cintura", cantaba ayer un grupo de negros y mulatos en el parque Trillo del centro de La Habana. Sin saberlo, mientras bebían ron y recitaban los sones del poeta Nicolás Guillén, el grupo de jóvenes tocaba un tema muy sensible para los cubanos, pues a partir de ahora los médicos ya no podrán recetar "por la libre", sino que únicamente estarán autorizados a mandar medicamentos que tengan que ver con su especialidad.El nuevo Plan Nacional de Medicamentos también limita la cantidad de recetarios a entregar a los doctores cubanos, y controla la cantidad que éstos emiten, comparando el número de recetas que se harán en servicios y hospitales de la misma especialidad. El Plan comenzó a aplicarse el martes en las 335 farmacias de La Habana y se extenderá al resto del país en los próximos meses.

Según las nuevas regulaciones, los cubanos sólo podrán adquirir sin receta médica un grupo de 29 medicamentos, entre los que se hallan el ácido bórico, el sulfato de magnesio y el agua oxigenada, pero para comprarlos deberán presentar la cartilla de racionamiento en la farmacia más cercana a su casa, que será la única autorizada a despachar a los habitantes de ese barrio específico. En dichas farmacias habrá un registro, en el cual el farmaceútico anotará las cantidades entregadas a cada familia. Así por ejemplo, en el caso de las aspirinas, sólo se permitirá la venta de 40 tabletas al año por persona, mientras en el resto del país la cuota será de 20 por persona.

El resto de los 889 medicamentos que existen en Cuba se distribuirán sólo con receta y de un modo singular. Los pacientes con enfermedades crónicas, como asma, hipertensión, alergia o cardipatía dispondrán de una tarjeta especial con la que podrán adquirir un grupo de 73 medicamentos, pero sólo en la farmacia más cercana a su domicilio, adscrita a su bodega. Otro grupo de 380 medicinas serán de uso exclusivo de los enfermos ingresados en un hospital, mientras 364 medicinas de uso general, como los antibióticos, analgésicos, antinflamatorios y sedantes, se venderán en cualquier farmacia, siempre con receta médica. La crisis de medicamentos es tan grave que, debido a la escasez de antibióticos y productos para quimioterapia se establece que las recetas, cuando sean para uso ambulatorio, tendrán sólo una validez de siete días, si bien el resto valdrán durante un mes.

Desabastecimiento crítico

El ministro de Salud Pública de Cuba, Julio Teja, declaró que las nuevas medidas son imprescindibles para paliar la falta de suministros de medicinas -antes o provenían del campo socialista o se elaboraban en la isla con materia prima importada de la URSS- y equilibrar el crítico desabastecimiento de las farmacias cubanas. "Las nuevas medidas aprobadas", dijo, "reforzarán la actividad de control del sistema de salud en todos sus eslabones. No permitiremos el comercio ilícito con la salud y la felicidad de la población".La Comunidad Europea, a través de diversas Organizaciones No Gubernamentales, ha entregado en el primer cuatrimestre del año cerca de 4 millones de dólares en ayuda humanitaria, fundamentalmente medicinas, para los desabastecidos hospitales cubanos.

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