Asumir el paro
Cada vez que se publican los datos de paro y empleo de la Encuesta de Población Activa (EPA) se produce una fuerte conmoción social y algunas reacciones de sectores del Gobierno que se resisten a aceptar esta brutal cifra de desempleados. No es para menos. 3.792.760 parados es un dato impresionante y preocupante. Negar o aminorar esta realidad quitando valor científico a la encuesta es tomar el camino equivocado. El problema está ahí y se puede agravar.Los economistas de informe de Previsión de la Economía Española de Cajamadrid, dirigido por Arthur B. Treadway, pronostican 4.050.200 parados para finales de 1994 y 4.451.600 para finales de 1995. Técnicos de Economía consideran elevadas estas cifras pero reconocen que el paro podría afectar a 3.856.000 personas a final de año.
Pero negar el valor estadístico de la EPA impide también descubrir importantes datos positivos sobre la economía española como el fuerte aumento de la incorporación de la mujer al trabajo, que ha subido del 29% al 35% de la población activa desde 1985. La propia encuesta da muchas claves para explicar el elevado número de parados. Por ejemplo, el efecto multiplicador que se produce cuando pierden el empleo los cabezas de familia, que representan el 13,3% del total. En estos supuestos se pierde un ocupado pero los parados aumentan en varias personas, ya que automáticamente se ponen a buscar trabajo la mujer y los hijos y el número de parados se dispara.
Otro dato relevante es la duración de la jornada. En el primer trimestre de este año la jornada semanal media en España fue de 40,7 horas efectivas. La media europea fue de 38,9 horas. Si en España se trabajaran las mismas horas que en Europa, se emplearía a 535.000 personas más. Otro tanto se puede decir del empleo a tiempo parcial, que en España representa el 6,7% del total y en Europa el 14%.
La EPA revela también como las manifestaciones de los propios parados reflejan el empeoramiento de la situación. El 57% de los parados aceptaría un empleo aunque supusiera ingresos inferiores a su cualificación y el 62% admitiría una categoría laboral inferior a la esperada. Esta disposición a aceptar empleo en peores condiciones ha aumentado en un 14% y un 12%, respectivamente en el último año.
La Encuesta sobre Población Activa es uno de los instrumentos más rigurosos para conocer la realidad laboral española según reconocen expertos nacionales y extranjeros. Una prueba de, su fiabiliadad es que Eurostast -el servicio estadístico de la Unión Europea- ha elegido a los estadísticos españoles y su metodología para implantar una encuesta similar en Grecia.
Los datos de la EPA son recogidos por un equipo de 356 profesionales dependientes del Instituto Nacional de Estadística, cuya única actividad profesional es la recogida periódica de esta información. Otro equipo comprueba este trabajo con encuestas repetidas para garantizar su rigor. El descubrimiento de datos falsos se sanciona con la expulsión. Todo el trabajo es revisado por un equipo de inspectores y finalmente procesado por los estadísticos del INE cuyo prestigio es notoriamente reconocido.
La muestra prevista es de 64.000 encuestas a otras tantas familias españolas. El primer trimestre de este año se trabajó sobre una base de 62.938. Las entrevistas electivas fueron 56.562, las ausencias 4.374 y se negaron a contestar 2.002. El último censo de población de 1991, permitió comprobar que el efecto de ausencias y de las familias que se niegan a colaborar no es significativo. Estadística reconoce que la inclusión de todos los datos supondría un cierto aumento de los ocupados pero tendría escaso impacto en el número de parados. El propio INE admite que el número de ocupados según las cuentas de la Contabilidad Nacional es de 650.000 más. Para Luis Garrido y Luis Toharia (El PAÍS, 6 de abril) la correción de las ausencias elevaría los ocupados en 800.000, pero el paro sólo se reduciría en 150.000. Trabajo recuerda que les afiliados a la Seguridad Social son un millón más que los ocupados de la
EPA. Pero el paro parece menos discutible.
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