Encuesta y registro

La Encuesta de Población Activa que realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE) refleja un millón de parados más que el registro de desempleo que realiza el Instituto Nacional de Empleo (Inem): 3.792.760 parados según el INE y 2.761.2241 según el Inern. Esta diferencia ha provocado una polémica: ¿cuál es el dato bueno? El problema es que ambas formas de medir el paro son difícilmente comparables.El Instituto Nacional de Empleo registra (contabiliza) a los parados que deciden voluntariamente ir a inscribirse en sus oficinas. Esa inscripción es muy útil si el parado tenía antes un empleo, pues le resulta imprescindible para cobrar el seguro de desempleo durante el tiempo que tenga derecho a esa prestación. No lo es tanto para los parados que acaban de incorporarse al mercado de trabajo, ya que el Inem no goza de demasiado prestigio como agencia de colocación. Tampoco lo es para los parados de larga duración que ya agotaron su derecho a prestación. Quizá por estos motivos, el registro del Inem puede que no incorpore a todos los parados.

También es voluntaria la decisión de responder a las encuestas del Instituto Nacional de Estadística. Hay que aceptar la visita en casa de un entrevistador fijo del INE y responderle a un amplio cuestionario sobre cuál era su situación laboral en la semana anterior al momento de la encuesta. Además, esa entrevista se repite después durante seis trimestres consecutivos, con el objetivo de dar continuidad a los resultados de la EPA.

Los entrevistadores del INE visitan cada trimestre 64.000 viviendas familiares, de donde obtienen información de unas 200.000 personas. Esas viviendas se han elegido como una muestra significativa del conjunto de la ciudadanía por lo que sus resultados si extrapolan al total de la población, como ocurre con todas las encuestas.

Una crítica fácil a estos resultados es que los entrevistadores. tendrán menos dificultades para entrevistar a los miembros de la familia si éstos están parados. La replica del INE es que los entrevistadores no pueden elegir a qué familia se entrevista y a cuál no por lo que si sus componentes están muy ocupados deberán insistir más. Evidentemente, si la familia se niega salta a otra. Estadísticamente igual, pero realmente quizá no lo sea tanto. Quienes aceptan la entrevista se mantienen, además, durante seis trimestres en la muestra.