Jesulín de Ubrique: "Vengo dispuesto a acabar con todos"

"Vengo a San Isidro dispuesto a acabar con todos mis compañeros, a superarlos en toreo y en corte de orejas, mis ya famosas pelúas " . Jesulín no se anda con tapujos ni diplomacias florentinas a la hora de hacer declaraciones: "Pues en el ruedo, todavía menos, se van a enterar". El de Ubrique, único espada que actúa tres tardes en la feria, "porque los demás lo han dicho de boquilla, pero a la hora de firmar se han rajado", quiere revolucionar el toreo: "En esta profesión tan dificil, en la que te juegas la vida, o se es el número uno, el que manda, o no se es nada". A sus 20 años y con todo el desparpajo del mundo no oculta ni sus rencillas con Ponce y Joselito: "Ambos me rehúyen, me tienen miedo y procuran evitar compartir carteles conmigo, aunque en algunas ocasiones no les queda más remedio, como va a ocurrir después de San Isidro, de donde voy a salir lanzado definitivamente". Sus diatribas son más envenenadas contra Joselito: "No voy a negar su calidad, pero le gusta ser más noticia por sus líos y polémicas fuera del ruedo. A ver si algún año se atreve a dar la cara en San Isidro, aunque sólo sea una tarde".

Jesulín ya es el primero del escalafón, con más festejos y orejas que nadie; duplicando ampliamente en trofeos al segundo en esta lista, El Cordobés, y mucho más a sus rivales Ponce y Joselito. De todo ello presume, así como de haber salido a hombros en 26 de las 31 tardes que lleva esta temporada en la que aspira, a batir otras marcas. "Si todo va bien", adelanta, "acabaré con 140 ó 150 festejos, muchísimos por encima del récord de El Cordobés, por cierto el penúltimo revolucionario del toreo". Parece inútil preguntarle quién es el último: "Yo, no podía ser otro".

Claro que para que esta especie de cuento de la lechera se cumpla es fundamental un triunfo en Madrid, algo de lo que también se muestra seguro: "Por eso me he apuntado tres veces, para tenerlo más fácil, ja, ja... ". Después, ya en serio, añade: "Sé que no soy torero del gusto de Madrid; pero en los espectadores hay dos tipos de sensibilidad, la artística, y la valerosa, la de arrimarse, que es la mía".