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FERIA DE SAN ISIDRO

Paseíllos de seda y oro

El vestido mas caro costó 9 millones y lo ha lucido Espartaco tres tardes

La chaquetilla del vestido blanco y plata que tiene previsto sacar esta tarde Jesulín de Ubrique se la partió un toro el domingo, en un arreón que le metió. Justo Algaba, su sastre, tuvo 24 horas para dejarla como nueva. ¡Como si Jesulín no tuviera más vestidos que ponerse! Pero es que tenía capricho. Manías de torero.El amarillo, entre los taurinos, es un color tabú, porque supone lanzar un desafío a la tan recurrida suerte, Pero fue Jesulín vestido de amarillo a Valencia, triunfó y al día siguiente llegaban encargos desde México de vestidos oro y amarillo.

Jesulín aparece en todas las historias de vestidos. Por algo es el que más tiene. Este año se ha encargado ocho, cinco en oro y tres en plata. "No son muchos para quien torea un centenar de corr1das", dice su sastre. "Curro Romero se hace cinco cada temporada y torea unas 15 corridas, o sea, que no tiene más vestidos quien mayor número de contratos firme".

Los toreros tienen que salir al ruedo hechos un pinsé. En ello les va el triunfo. Algaba explica el por qué: "Una arruga, un descosido, una molestia..., en fin, cualquier tontería, puede ser motivo de que el torero se descentre. Por eso, si el vestido le sienta bien, ya tiene medio triunfo conseguido".

Los hay tremendamente exigentes. Justo Algaba recuerda, entre éstos, a Roberto Domínguez: "Presumo de haberlo vestido, pero ¡qué meticuloso era! Él mismo trazaba apuntes de los dibujos que quería. Ojeda, muy elegante, también es difícil de vestir. No quiere dos vestidos iguales".

El trabajo de Justo Algaba es combinar colores, dibujos y bordados, según la constitución física de cada torero. "Todos llegan a la sastrería con una idea fija. Suelen pedir un vestido blanco, otro verde y uno más azul. Luego, al ver las tonalidades que hay y escuchar lo que creo que les va mejor, aceptan cambios".

Algaba asiste a las corridas para ver los movimientos naturales de los toreros. Así luego les puede aconsejar el tipo de diseño que mejor se pueda acoplar a su figura: "La plaza, es fuente de inspiración. En cuanto me viene la idea, salgo corriendo para plasmarla en un boceto. En las iglesias también suelo encontrar buenos motivos para incorporar al dibujo de los vestidos".

Cada vestido -decir vestido, nunca traje, porque es "un término más dulce, agradable y armonioso, como debe ser el toreo", explica Algaba- cuesta unas 300.000 pesetas.

El más caro que ha hecho este sastre de toreros no sirve de ejemplo: "Es único en el mundo y se lo regalé a Espartaco, digo regalé porque le cobré un precio simbólico, para la corrida de inauguración de la Expo-92. Era negro y oro y costó nueve millones de pesetas, porque los adornos eran de oro auténtico de 18 kilates. Se lo puso dos veces más, el año pasado en Madrid, para dar la alternativa a su hermano, y tras morir el ganadero Juan Mari Pérez Tabernero, en su memoria".

El tejido que se utiliza es una combinación de nylon "para darles consistencia", de algodón "para que resulten agradables" y de seda "para realzarlos". Un mes es lo que tardan en confeccionarse, debido a su proceso artesanal. Pero ha habido quien lo tuvo en 51 horas, como hoy ten drá lista la chaquetilla que ayer le dejó Jesulín. El torero siempre manda. Los triunfos dependen de que esté hecho un pinsé.

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