"Unámonos a los ingenieros!"
El aspirante a decano del Colegio de Arquitectos, Antonio Sanz Cuesta -se presenta por segunda vez a esta candidatura, avalado por 50 colegas. A sus 43 años, aspira a actualizar la actividad de esta institución profesional, que considera de estructura arcaica. Alarmado por la falta de trabajo entre estos profesionales -"el 40% de los colegiados no visó un solo proyecto en l993", alega-, representa a una generación más joven que la del decano actual, Luis del Rey. Sanz Cuesta -hace una propuesta política curiosa para evitar la parálisis que sufren muchos proyectos urbanos en Madrid debido a la rivalidad de las administraciones autonómica y local: "Habría que legislar para que la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid fuesen del mismo partido político".Pregunta. ¿Qué idea de la profesión defiende su candidatura?
Respuesta. Queremos organizarnos con los ingenieros, acotar nuestras sabidurías e ignorancias para dar el mejor producto a la sociedad. Mi teoría es a rendimiento óptimo, producto óptimo. El arquitecto único en su estudio, como rey mago, responde a un concepto decimonónico. Mis compañeros, por poner un ejemplo, se quejan de que los ingenieros agrónomos proyectan estaciones agropecuarias. Y yo les digo que es normal porque nosotros no sabemos mientras no haya más especialización.
P. ¿Qué opina sobre los términos en que se ha planteado la reforma de los colegios profesiónales?
R. Mantengo que, si llegamos a un acuerdo con los ingenieros, esta ley, así como la de la edificación, saldrán adelante sin protestas. La estructura colegial actual funciona para muy pocos colegiados. Hace 40 años se aceptaba lo que ofrecía el arquitecto porque era totalmente necesario, ya que se estaba reconstruyendo el país. Ahora, los clientes no pagan un proyecto porque has cobrado un millón de pesetas por cuatro planos. Por lo demás, soy partidario de mantener unas tarifas mínimas como orientación.
P. ¿Apoya la reducción de las horas de estudio en la carrera?
R. Er plan de estudios en marcha no va a tener éxito. ¿Cómo se puede hacer la carrera de arquitectura en cuatro años y medio si ahora necesita siete? En cuatro años la formación daría para hacer cuatro garabatos en una servilleta de bar. En Europa la colaboración entre profesionales está muy asumida, cada uno estudia para lo que quiere hacer. Si como arquitecto quieres abarcar muchas disciplinas, tendrías que estudiar diez años. Tomado desde abajo, se entiende como un quebranto porque parece que se retirarían atribuciones al arquitecto. Pero si hay acuerdo a través de una ley de atribuciones, no hay competencias entre profesionales.
P. ¿Es clasista la carrera de arquitectura?
R. Arrastramos el lastre del arquitecto supersabio, pero al final no encontramos con una mala formación. Así, el producto es malo y la sociedad te lo rechaza y el cliente no paga. Ahora se usa la carrera para ascender de categoría social. De hecho, el que no tiene dinero, o consigue una beca, lo pasa muy mal toda la carrera. Y una vez colegiado, se pagan 50.000 pesetas de impuesto de actividades, 50.000 de seguro y 36.000 de cuota colegial, más los gastos del estudio... Es tan caro ser arquitecto como pertenecer al Club de Campo.
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