Urbanismo ratifica que el negocio del industrial que se prendió fuego no se puede legalizar
La piqueta municipal siguió ayer actuando las propiedades del empresario Manuel Jiménez Gil, mientras éste intentaba supe las quemaduras y los problemas respiratorios que sufrió tras prenderse fuego el martes en el despacho de Jorge Ortueta, "jefe de disciplina urbanística. Las llamas no sirvieron para legalizar el aparcamiento que Jiménez GH explota en un terreno rústico próximo al aeropuerto de Barajas. Todos los dirigentes municipales ratificaron ayer que el empresario no puede mantener su estacionamiento de pago porque se encuentra en un suelo no urbanizable.
Los funcionarios del área de disciplina urbanística tramitan en estos momentos 3.000 expedientes por diversas infracciones. Uno de ellos, el correspondiente al aparcamiento ilegal, tuvo un desenlace trágico: el propietario de la instalación, Manuel Jiménez Gil, se prendió fuego en la ventanilla donde se decidió la clausura de su negocio. "Nunca nos había ocurrido algo parecido", dice Juan Carlos García Valdecantos, director de Servicios de Gestión Privada. "En algún derribo o desalojo nos hemos encontrado con una pistola o con una escopeta de cañones recortados pero que alguien se prenda fuego, nunca", agrega.Jorge Ortueta, jefe de disciplina urbanística, soportó el martes la ira de Jiménez Gil y asistió al incendio provocado. Ayer, Ortueta, que no quería hablar del suceso, confirmó que la construcción es ilegal y la autorización del aparcamiento es imposible: "En suelo urbanizable no se puede hacer un aparcamiento de 100.000 metros cuadrados, lo único que se puede explotar es una instalación agropecuaria, y eso pidiendo una autorización a la Comunidad de Madrid", explicó. ¿Y si tramita una recalificación de sus terrenos?, preguntó este periódico. "Hombre, también alguien puede pedir la recalificación del Retiro", contestó Ortueta.
El jefe de disciplina urbanística aseguró ayer que la junta de distrito de Barajas había presentado denuncias contra el negocio de Manuel Jiménez "Incluso algunos vecinos se quejaron porque habían sido invadidos por las obras de este señor", agregó Ortueta.
Cara de susto
El técnico que atendió al bonzo, seguía con cara de susto, mientras unos obreros reparaban los daños que había sufrido su despacho. "En el tipo de trabajo que nos toca desempeñar, la gente viene con mala voluntad", explicó. Ortueta no ha pedido más vigilancia en su departamento, aunque le relató a Pedro Areitio, gerente de Urbanismo, todo lo ocurrido para que tomara medidas. "No tengo competencias para decidir si hay que poner más policías, pero el gerente ya sabe como está esto", señaló.
El concejal de Urbanismo, José Ignacio Echeverria, anunció ayer que no reforzará la seguridad del edificio. "Es una anécdota desagradable, pero si pusiera dos policías municipales en las oficinas de disciplina urbanística tendría que poner otros dos en las puertas de mi despacho, porque el ciudadano que se prendió fuego, antes vino a verme a mí".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.