Mitterrand inicia su despedida al cumplir 13 años en el cargo
François Mitterrand empieza a decir adiós. Él presidente francés cumplió el martes su 13º aniversario en la cúspide de la República, y aprovechó la ocasión para emprender camino hacia su meta final: la entrada en la Historia, en sus propios términos y con sus propias condiciones. Mitterrand concedió una entrevista televisada en la que hizo balance de sus dos mandatos y sugirió, una vez más, que un gaullista habría de sucederle. Genio y figura, el presidente aprovechó la ocasión para abrir un penúltimo conflicto con el Gobierno conservador, en torno a la moratoria de los ensayos nucleares.Fueron palabras casi testamentarias. El presidente francés convocó a las dos principales cadenas de televisión, la privada TFI y la pública France 2, para hacerse con 60 minutos de emisión a la hora de máxima audiencia. Resultó una entrevista inusual: ninguna novedad notable, una cierta bonhomía, menos malicia que de costumbre en un político que será recordado por muchas razones, pero no por la calidez de su corazón.
El abuelo Mitterrand, afectado por un proceso canceroso, casi jubilado anticipadamente por la mayoría conservadora con la que tiene que cohabitar hasta el fin de su segundo septenato, en mayo de 1995, siente ya "completamente colmadas" sus ambiciones políticas. "He hecho lo que he creído que debía hacer" dijo. "Pero toda obra", agregó, "queda forzosamente inacabada, por debajo de las expectativas iniciales".
Siempre queda tiempo, sin embargo, para complicarle un poco la vida a la mayoría conservadora. La moratoria de ensayos nucleares, aceptada en 1992 por todos los países con armamento atómico menos China, fue prorrogada el pasado día 7 hasta 1995 por Mitterrand, a propuesta del presidente de EE UU, Bill Clinton. Ayer, Mitterrand afirmó que Francia debía mantener la suspensión de los ensayos para "no ofender al mundo entero con un relanzamiento de la carrera armamentista".
La afirmación sentó mal a la mayoría conservadora, muy celosa de la independencia nuclear de Francia. El primer ministro, el gaullista Edouard Balladur, había afirmado horas antes que "un reinicio eventual de los ensayos en función de la situación internacional y del comportamiento de otras potencias nucleares no son en absoluto incompatibles". Mitterrand remachó el clavo sobre Balladur amenazando con que pediría al pueblo que "zanjara la polémica" con un referéndum.
Por lo demás, Mitterrand reconoció que votaría por su viejo enemigo Michel Rocard, actual presidente del Partido Socialista, en las próximas elecciones europeas. Lo hizo a regañadientes sin nombrar ni al partido ni al dirigente. Dedicó en cambio elogios al ex ministro socialista Bernard Tapie, rival electoral de Rocard: "Muy eficaz como dirigente futbolístico [del recién sancionado, por corrupción, Olympique de Marsella] y un buen ministro de las Ciudades".
Siguiendo con las recomendaciones testamentarias, señaló su preferencia por la limitación del mandato presidencial a un sólo septenato (él ha tenido dos) o, como alternativa, por el recorte del mandato de siete a cinco años. Y expresó su fe inextinguible en "la idea europea".
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