Aznar eleva su ataque a González y dice que permitió huir a Roldán

El presidente del Partido Popular (PP), José María Aznar, insistió ayer en remitir la solución de la crisis política a las urnas europeas y andaluzas del 12 de junio. Como hiciera la semana pasada, apeló a la proximidad de la cita electoral, como recurso que "el pueblo sabrá aprovechar", tras un discurso demoledor en el que elevó sus ataques a Felipe González y le acusó de haber permitido, porque le interesaba, la fuga del ex director general de la Guardia Civil, Luis Roldán.

La referencia a las urnas fue replicada por González con la acusación de que los populares buscan atajos, empujados por su impaciencia, para llegar al poder "no por el camino correcto de las urnas, sino por cualquier otro". Aznar contestó dando a entender que no pretende conseguir el Gobierno sin unas elecciones generales previas. Su legitimación será, aseguró, "ni más ni menos que la suya [por González], pero tanta como la suya".Antes había insistido Aznar en los ataques a González e incorporado como blanco de sus dardos al vicepresidente, Narcís Serra, a quien consideró protector de Roldán. "Lo único que sabemos es que usted", espetó, "consideró, por razones que prefiero no imaginar, que lo más conveniente era dejarle suelto mientras su señoría miraba para otro lado".

La explicación, según Aznar, es que Roldán era el hombre de confianza y el protegido de Serra, que le utilizaba para realizar "trabajos sucios" y lograr una posición de ventaja en su carrera política. Luego, exigió a González que negara el presunto encargo a Roldán por Serra de una investigación sobre Mario Conde, con cargo a los fondos reservados, o destituyera de inmediato al vicepresidente. González contestó: "Es falso lo que se afirma. Lo ha dicho él con toda claridad".

Aznar centró su discurso, cargado de efectismo y jaleado en ocasiones desde los bancos de su grupo parlamentario, en el desgaste de González, quien no ha cerrado la crisis, dijo; no ha explicado las razones por las que han dimitido los ex ministros de Interior y Economía, José Luis Corcuera y Carlos Solchaga, y desprestigia y "contamina" el cargo que ocupa según reflejan medios de comunicación extranjeros de prestigio.

Se esforzó también Aznar en presentar a González como condicionado e hipotecado por el apoyo del grupo nacionalista catalán de CiU, al que criticó por haber proporcionado al Gobierno la semana pasada "una legitimación telefónica". Tras insinuar que es CiU la que toma de verdad las decisiones, Aznar dijo que por el mismo teléfono los nacionalistas catalanes envían a González "las garantías y las instrucciones" como la que le obligó a comparecer en rueda de prensa la semana pasada y en el pleno del Congreso ayer.

En respuesta a la afirmación de González de que quienes piden su dimisión desde la derecha lo hacen por "razones espúrias", Aznar arremetió contra su adversario en el terreno estrictamente personal: "Piensa usted en sí mismo, no en España ni en el Gobierno ni en la situación económica. Piensa en sí mismo, en cómo salvar la cara y en cómo apañar las cosas para salir de la situación sin desaire".

Aznar ironizó sobre la confesión de bochorno por la sucesión de escándalos que hizo el presidente del Gobierno la semana pasada y rechazó su legitimidad o su credibilidad para encabezar la lucha contra la corrupción. González, según el líder del PP, se ha dedicado a eliminar todos los controles "que aseguraban una Administración transparente" y "ha obstruido todo lo que ha podido". Nadie le cree ya, remató; ni siquiera, el magistrado en excedencia Baltasar Garzón, "la persona que mostró como prueba de su voluntad de purificación".