La enseñanza de la lengua cobra gran protagonismo en el bachillerato francés

La enseñanza de la lengua francesa asumirá un gran protagonismo, desde los niveles elementales hasta el preuniversitario. También se amplíará la enseñanza facultativa del latín, recuperará fuerza el griego, se hará obligatorio un segundo idioma extranjero y se recuperará la memorización como pieza fundamental del aprendizaje. Ésos son los ejes del plan presentado ayer por el ministro de Educación francés, François Bayrou, como propuesta para una inmediata reforma general de la enseñanza.

La enseñanza es la asignatura pendiente del gobierno conservador francés. Su abrumadora mayoría parlamentaria no le sirvió de nada cuando, en enero, una gigantesca manifestación le impidió abolir una vieja ley de 1850, por la que el Estado tenía, y tiene prohibido cubrir más del 10% del presupuesto de las escuelas privadas. Fracasado su intento de favorecer un poco más a los centros privados, católicos y conservadores en su gran mayoría, el ministro de Educación se marcó como objetivo impulsar una reforma educativa global que pudiera ser consensuada con los sindicatos del sector. La propuesta de ayer, articulada en 155 puntos, fue el resultado de tres meses de consultas.El ministro Bayrou empuñó, como estandarte de la reforma,a defensa del idioma francés, una causa muy querida por el gobierno y casi obsesiva para el ministro de Cultura y Francofonía, Jacques Toubon. El dominio del francés oral y escrito será, desde el curso 1995-1996, el objetivo fundamental de todo el sistema educativo. En el nivel elemental, la lectura ocupará el grueso de las clases.

Las lenguas, vivas y muertas, constituyen el eje de la reforma. La enseñanza del latín sigue siendo optativa, pero se adelanta un año y todos los centros escolares deberán ofrecerla; la del griego clásico se incluye en un paquete de tres opciones, junto a las ciencias experimentales y la tecnología. Para Bayrou, las lenguas clásicas "son una clave de integración y homogeneización muy importante, especialmente para los alumnos no francófonos". Hasta ahora, era obligatorio el aprendizaje de un sólo idioma extranjero, normalmente el inglés; tras la reforma, se hará obligatorio un segundo idioma, en el que, según el ministerio, serán especialmente demandados el alemán y el español.

Bayrou prefirió no pronunciarse sobre uno de los puntos más polémicos de la educación francesa: las clases del sábado. En la escuela pública de Francia, el sábado por la mañana es todavía lectivo. Bayrou expresó su opinión personal de que el sábado debería ser festivo, pero señaló que la decisión final correspondería a las autoridades de cada centro académico.

Phillipe Séguin, presidente de la Asamblea Nacional y figura ascendente del gaullismo duro, acababa de afirmar que suprimir las clases sabatinas sería "estafar a los alumnos para contentar a los padres". Séguin añadió que los alumnos con dificultades de aprendizaje solían pertenecer a familias problemáticas y, por tanto, cuanto más tiempo pasaran en el colegio y lejos de sus padres, mejor.