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Casualidad

La esdrujulosis, como la halitosis, es una afección insidiosa, pues el que la sufre no la nota y los demás no se lo dicen. Hago un favor al presidente del Gobierno rogándole que corrija su costumbre de decir corrupcion, dimision y crédibilidad.

Puestos a ayudarle, como muchas veces lo he intentado desde mi modesta independencia, también me atrevo a precaverle contra el abuso de palabras terminadas en lidad. Por ejemplo, don Felipe González dice que los casos de corrupción le han hecho perder "credibilidad": mucho más castellano resultaría decir, "ya nadie me cree". O cuando dice que sería una "irresponsabilidad" dimitir en estos momentos, mejor sería confesar que "no quiero hacerme responsable de los errores que he cometido y me abochornan". Admitirán ustedes que los giros de frase que sugiero al presidente González son más sonoros y correctos.

El fiscal general, don Eligio Hernández (de sorprendente parecido al personaje que con tanto talento representa el actor Echanove), sostiene que no hay ninguna relación entre el encarcelamiento de Mariano Rubio en Carabanchel a las cinco y media de la mañana y el hecho de que el señor González hubiera convocado una rueda de prensa para la una de ese mismo día. Todo fue una "casualidad". Otra palabreja de la misma familia ésta de "casualidad".

El caso ya había sido denunciado ante el Juzgado número seis de Madrid, pero el juez aún no había admitido la querella a trámite. No es cierto que la Constitución prohíba a la policía vigilar discretamente a un ciudadano, como ha alegado el señor Asunción para explicar su inexcusable negligencia al dejar que Roldán se le escapara de las manos. Podría, pues, haberse esperado que ese juzgado dictaminara sobre los señores Rubio y De la Concha sin miedo a que huyeran, en vez de dictar el juez de guardia incontinenti la prisión incondicional, después de que los fiscales le presionaran a solas durante cuatro horas.

El delito del que se acusa a Rubio es no haber ingresado una cuota de 6.163.985 pesetas. La Agencia Tributaria ha girado una instrucción a los inspectores instruyéndoles que no abran diligencias penales por impago de cuota de menos de 15 millones, pues ha sido presentado en las Cortes un proyecto de ley que exime de calificación penal las evasiones menores de tal cantidad. El artículo 14 de la Constitución proclama que "los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por ... cualquier... condición o circunstancia personal o social".

La acusación de falsedad en documento oficial se refiere a un acto incidental del posible delito contra la Hacienda pública, con lo que en sí no parece suficiente para decretar la prisión.

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Una de las erratas con las que más denodadamente he luchado durante mi vida de escribidor es la confusión de los cajistas entre la relación de necesidad y el concepto de azar: cuantas veces escribo "causalidad", por creer que existe una relación causa-efecto entre una ansia perentoria y su predecible consecuencia, aparece impresa la palabra "casualidad", que convierte lo inevitable en mera coincidencia. Quizá estén padeciendo las declaraciones de los fiscales los efectos del famoso duende de las imprentas y hayan querido decir lo que todos intuimos: que la proyectada conferencia de prensa ha sido la causa de tanta precipitación.

Queda la "gobernabilidad", en aras de la cual los señores González y Pujol quieren mantener en sus respectivos sitios de primer ministro y primer ciutti del Gobierno socialista: en castellano, que quieren "seguir gobernando", pase lo que pase. No sé cómo se dirá en catalán.

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