"Estamos sometidos a la imposición del populismo"
La concesión del prestigioso premio Montaigne de Hamburgo al compositor español Cristóbal Halffler, por el contenido humanístico de su producción y la continuidad de su lenguaje renovador, supone un reconocimiento importante para la cultura española de creación y en particular para la música. Halffier se encuentra estos días en Villafranca del Bierzo ultimando una de sus obras.Pregunta. ¿Qué le ha supuesto la concesión del premio?
Respuesta. Un inmenso honor, al ser un reconocimiento desde Centroeuropa a una labor creativa hecha en España y desde España. Mi obra no tiene nada que ver con el folclorismo con el que los alemanes suelen situar las creaciones de los países latinos. Valorar mis trabajos en un contexto humanístico, europeo y cultural es verdaderamente gratificante.
P. ¿Cuál es el estado (le la creación musical en estos momentos?
R. A nivel mundial hay compositores extraordinarios, dentro, por supuesto, de los niveles minoritarios en que se mueve la creación sea del tipo que sea. En cualquier caso, no hay en la música actual una técnica unificada y faltan lo que podríamos llamar sistemas referenciales. Además, la crítica anda muy despistada. No tiene puntos de referencia. Las visiones tan discordantes que se producen, como consecuencia de ello, crean mucha confusión.
P. ¿Es aplicable su opinión a la situación española?
R. Evidentemente, y le diría aún más. Aquí estamos sometidos a la imposición del populismo, llámese Celibidache y Giulini o los bárbaros que llevan 40 anos tocando la guitarra eléctrica y envolviendo a la gente. Todo esto es muy peligroso, porque los Celibidache y Giulini no hacen nada desde la interpretación por la creación de hoy y los rockeros entontecen la sensibilidad.
P. Ante estas tendencias, ¿qué aporta la música culta actual?
R. Yo pienso que la música culta es una isla donde te puedes agarrar, un refugio en el que puedes vivir tu época sin tener que recurrir a lo peor. Está claro que en todos los periodos históricos han convivido las tendencias más variadas. La diferencia es que mientras del Renacimiento, por ejemplo, nos quedan las obras de Rafael, Leonardo y otras creaciones maravillosas, sin que la mediocridad existente entonces haya hecho pervivir sus criterios, ahora son los propios grupos de interés económico apoyados por potentes medios de comunicación los que imponen la basura musical.
P. ¿Cómo valora la comunicación en la música? ¿Existe una melodía de nuestro tiempo?
R. La comunicación es fundamental. En cuanto a la melodía, existe pero no tiene por qué ser una melodía tradicional. Además, ¿qué es más tradicional, Mozart o Monteverdi, Chopin o el canto gregoriano? Mire, los sistemas creativos de hace 30 años tienen la misma tradición para nosotros que los de Juan de la Encina. Todo ello contribuye y a la vez condiciona una melodía de nuestros días.
P. ¿Cómo se siente ante el reencuentro con la ONE la temporada próxima después de su sonada ruptura años atrás?
R. Es positivo. Entonces hubo un problema de comunicación, o bien porque hablábamos distintos idiomas sin entendernos o bien porque alguien quiso que no nos entendiésemos. No tengo nada en contra de la Orquesta Nacional. La situación que se produjo entonces fue absurda y para mí es gratificante volver a una normalidad.
P. Pero, ¿por qué la ONE es tan conflictiva?
R. Existe un problema de fóndo sin resolver. Los funcionarios de la ONE son muy diferentes a los de otros cuerpos que opositan y ganan una plaza. En la ONE tienes que opositar tres veces por semana ante el público, algo que otros tipos de funcionarios no harán jamás. La ONE debería conseguir el difícil equilibrio entre la estabilidad, un funcionamiento de calidad y el reconocimiento de su vocación y sensibilidad.
P. Usted está componiendo una ópera sobre Don Quijote para el Teatro Real. ¿La ha entregado ya?
R. Estoy pendiente de que me digan el año en el que se inaugura el Teatro Real. Tengo el compromiso de entregar la partitura la lo largo de la primera temporada y lo mantengo. Pero aún no me han dicho nada de cuándo se va a abrir. Yo calculo que si es antes del 2000 será una gran sorpresa. En el Teatro Real se cometió un error garrafal desde el principio. Nunca se debió reformar. Un teatro nuevo habría salido más barato, sería más eficaz y consecuente, y además habríamos mantenido una buena sala de conciertos.
Babelia
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