La policía denuncia a la clínica La Fraternidad por no auxiliar a un herido
La clínica La Fraternidad hizo trizas su nombre, a tenor de una denuncia presentada por la Policía Municipal de Madrid sobre un episodio sangriento ocurrido a mediados de abril. Un sargento que actuó tras un intento de asesinato afirma que en esta clínica se negó auxilio a un hombre herido por dos balazos. "Esto es una clínica privada de Traumatología. Vayan a la Seguridad Social", dijeron. Ni siquiera la mención de la palabra "humanidad" por el sargento logró resultados. Otro policía local tuvo que taponarle la herida hasta que llegó una ambulancia también municipal. La denuncia sobre estos hechos fue presentada ante el Grupo de Homicidios de la Policía Judicial. La versión delmédico que intervino contradice el relato del informe oficial. Según el facultativo, se atendió al enfermo y fue la misma policía quien impidió que el herido ingresase en el centro.La historia comienza con un hombre ensangrentado subiéndose al asiento delantero de un taxi. El taxista, al recorrer el Paseo de la Habana, oyó un par de disparos. Vio a un hombre en el suelo y otro con pistola que se alejaba andando, y luego corriendo. Aquel hombre llegó a un coche del que sacó, encañonándola, a la conductora para escapar a toda velocidad. Al mismo tiempo, el herido, Iván Lendoiro Zuloaga, de 40 años, trepó al asiento delantero del taxi. La sangre se ocultaba bajo la cazadora.
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La clínica alego que era un centro privado para no atender al herido, según la policía
VIENE DE LA PÁGINA 1"Soy colombiano, me han atracado, lléveme al hospital más cercano", recuerda el taxista que le dijo aquel hombre malherido. Según supieron después los municipales por la Policía Nacional, la causa de las heridas había sido un ajuste de cuentas entre traficantes.
El taxista se dirigió a la cercana clínica La Fraternidad, en el Paseo de la Habana, 83-85, entró y dijo a una señorita que tenía un hombre en el taxi sangrando. "Al poco tiempo", asegura el taxista, "salió un médico y dijo que La Fraternidad era una clínica de Traumatología. Añadió que allí no podían atenderle, que tenían mucha gente y que lo llevase a La Paz. Yo le respondí que salieran a verle al menos, yo pensaba que se estaba muriendo". Siempre según la versión del taxista, el médico le levantó la cazadora al hombre. Una enfermera le puso unas gasas en el pecho, donde Iván recibió un balazo.
Mientras tanto, el conductor salió a la calle y paró a dos motoristas de la Policía Municipal, les explicó el caso -"los empleados dijeron que era una clínica privada y que lo trasladaran al hospital La Paz que era competencia de la Seguridad Social", reza el informe policial- y ellos reclamaron una ambulancia. A partir de este momento las versiones se distancian:
El taxista no recuerda bien qué ocurrió cuando a los dos motoristas se sumaron más policías. No recuerda una discusión con el médico.
El sargento E. V. N. de la Policía Municipal dice en su informe que llegó a las 19.50 horas a la clínica y observó que el herido no estaba dentro sino en el taxi. El sargento narra así lo sucedido: "( ... ) El policía [por su compañero motorista] le estaba taponando la herida; en el lugar estaba presente, al parecer, un facultativo con bata verde, viendo cómo los componentes de esta policía estaban socorriendo a la víctima, procediendo este mando a manifestarles 'que por favor den ustedes los primeros auxilios hasta que llegue la ambulancia' contestando éstos que 'lo sentían pero que era competencia de la Seguridad Social', replicando al facultativo 'que lo hicieran por humanidad'; éstos hicieron caso omiso a los ruegos del sargento".
El sargento y sus compañeros denunciaron en el grupo VI de Homicidios de la Brigada de Policía Judicial a la clínica "por un presunto delito de omisión del deber de socorro", según explica el sargento en su informe. Este delito está castigado con arresto mayor o multa de 100.000 a 200.000 pesetas.
A las ocho llegó la ambulancia municipal (Samur) que trasladó a Iván a la Paz. El hombre ingresó en reanimación y, según fuentes del centro, fue dado de alta a los pocos días. Una de las balas le atravesó el pulmón y la otra le hirió bajo la oreja. EL PAÍS no ha podido localizarle.
La clínica La Fraternidad es un centro privado con 80 camas. F. D., uno de los 16 traumatólogos de su plantilla, es el médico que intervino; contradice las versiones del taxista y de la Policía Municipal, y niega haber tenido un enfrentamiento con la policía. "Teníamos urgencias dentro (dos ingresos recientes y ocho pacientes más esperando) cuando llegó el taxista. Yo tardaría unos tres minutos en salir a reconocer al herido y como no tenía celador, salí con una camilla para meterle en la clínica. Le reanimé y la enfermera le puso unas gasas en. la herida. La policía estaba allí y me dijo que ya habían avisado a una ambulancia para llevarle a otro centro. Entonces volví a reanudar mi trabajo. Al poco tiempo, la policía pidió que saliese. Salí y observé que el paciente estaba estabilizado, y en una posición de seguridad (semisentado). Le acompañé hasta que llegó la ambulancia. Nadie me increpó".
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