La insobornable fascinación por todo lo estadounidense
Los checos, por su parte, han ofrecido un "abrazo sin críticas" a estos inmigrantes aventureros porque durante décadas Estados Unidos era para ellos el símbolo de la sociedad libre. Algunos de los libros de los escritores checoslovacos prohibidos en su país durante el régimen comunista, como Ivan Klima y Milan Kundera, fueron publicados en inglés antes que en checo. Para informarse, las familias checoslovacas escuchaban cada noche, como en un ritual sagrado, las emisoras en inglés de onda corta de la Voice of América o Radio Free Europe. 40 años de propaganda comunista que afirmaba que EE UU era el centro de la decadencia, lograron justamente un efecto contrario al deseado. Nunca como ahora tantos checos aprenden inglés y tantos profesores de ruso están en paro.
"Aquí había un verdadero convencimiento de que todo lo nortemaricano era bueno" explica Martin Huckerby, editor del periódico en inglés The Prague Post, la gente quería el idioma, la cultura, la ropa y la comida de Estados Unidos". "Eso ya ha pasado", advierte, "porque aquí hay gente muy educada y ven que el capitalismo no tiene sólo virtudes".
Inmunizarse
"Ya nos haremos inmunes a la influencia nortemaricana", asegura Zuzana Blüh, líder del movimiento estudiantil del 68, que tuvo que abandonar el país en 1972. Blüh es ahora la jefa de información de Metropolis, la única radio en inglés de Praga. Recuerda la impresión que le produjo ver por primera vez un MacDonalds en Praga. "Se me puso la piel de gallina", dice, pero añade: "ahora nos hemos acostumbrado". Metropolis, que está instalada en un bunker subterráneo antinuclear construido en plena guerra fría por el Ministerio de Telecomunicaciones del Gobierno comunista, tiene ahora una mayoría de audiencia juvenil checa, que escucha ininterrumpidamente música pop de Estados Unidos en la frecuencia 106,2 FM con disc jockeys, que imitan el estilo de las radioemisoras en San Francisco.-Blüh cree que los norteamericanos han elegido Praga porque "es desconocida, bella, civilizada y sobre todo barata, cuando se paga con moneda dura". Piensa que hasta ahora los estadounidenses no se han integrado al país porque "viven en un gueto incestuoso autosuficiente".
Pero también hay un considerable número de ellos que se han instalado en Praga para ganar dinero integrándose de lleno en la economía nacional. Mark Sanders, de 25 años, se dedica a hacer investigaciones de mercado para inversores extranjeros. Estudió en Washington DC economía y filosofia, dos materias que en una ciudad como Praga se pueden aplicar intensamente. Él, que se casará en julio con una abogada checa, se cansó de la comunidad norteamericana. "si quiero estar con jóvenes de mi país vivo en Estados Unidos y no en la República Checa".
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