La cooperación española en Latinoamérica moviliza cerca de dos billones de pesetas
Las inversiones directas de España en materia de cooperación en Latinoamérica alcanzan los 7.000 millones de dólares e inducen una inversión global de 14.000 millones de dólares (1,89 billones de pesetas), explicó ayer Javier Solana, ministro de Asuntos Exteriores, en el I Encuentro Iberoamericano, que reunió en Sitges (Barcelona) a un centenar de empresarios españoles e intelectuales que operan en el subcontinente americano.Solana habló de cooperación paritaria y señaló que España ha dejado de ser un país receptor para convertirse en uno de los 10 primeros Estados que cooperan con las naciones en desarrollo. El ministro anunció también un programa de intercambio universitario entre los países iberoamericanos y España, del que podrán beneficiarse 5.000 estudiantes en los próximos tres años.
Ayer, en la clausura del encuentro, tuvieron su espacio las intervenciones de los operadores culturales con actividad en América Latina. Jesús de Polanco, presidente del Grupo PRISA, editora de EL PAÍS, y del Grupo Santillana, destacó la interacción España-Latinoamérica. Polanco explicó que su grupo de empresas lleva 40 años en Latinoamérica y que uno de sus logros en España -el diario EL PAÍS- es fruto precisamente de los éxitos económicos obtenidos en América Latina.
Juan Tapia, director de La Vanguardia, y Joaquín Estefanía, director de publicaciones del Grupo PRISA, intervinieron, entre otros, como representantes del sector de medios de comunicación. Un sector que vive momentos de nuevos desafíos, como "la implantación de la edición del diario EL PAÍS en México", explicó Estefanía.
La mayoría de los asistentes subrayaron las diferencias de los países de Latinoamérica y el Caribe. Diferencias que "no deben entenderse como un bloque uniforme si queremos el éxito de nuestras misiones", según coincidieron en señalar los editores Pere Vicens, presidente de la Federación de Editores de Europa, y Polanco. El diputado socialista Luis Yáñez destacó que la moderna articulación del área latinoamericana alcanzada con la aplicación de nuevas tecnologías -varios de los ponentes sucumbieron al canto de las autopistas de la información- no debe esconder la existencia de más de 70 millones de pobres, con el consiguiente peligro de que la región se proyecte hacia un modelo no deseado de sociedad dual.
Dos modelos
La unidad cultural y lingüística iberoamericana fue blanco de críticas, como las del filósofo Xavier Rubert de Ventós. Éste destacó la idea de que España ha trasladado su complejidad a Latinoamérica y glosó este concepto, para concluir que el subcontinente expresa el conflicto entre pasado y presente en el encuentro, a veces doloroso, de los modelos hipereuropeos y las milenarias tradiciones precolombinas.La atmósfera de cohesión indiscutible entre España y los países latinoamericanos -resumida con exaltación por el democristiano Patricio Aylwin, ex presidente de Chile- encontró su contrapunto. Así, Juan Tapia puso de manifiesto el renacimiento en América Latina de una mirada hacia el Norte gracias al empuje recibido por el Tratado de Libre Comercio entre México, Canadá y EE UU, al que podrían añadirse países del cono sur como Argentina y Chile. Según Tapia, los años noventa podrían alumbrar el renacimiento de una nueva doctrina Monroe, defensora del principio América para los americanos. En cambio, se enfatizó en la regionalización del mundo como una oportunidad única en la historia de conectar España con Iberoámérica gracias a los puentes que brinda la Unión Europea, coincidieron Solana, Aylwin y Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona. En este sentido, Latinoamérica, Europa y Norteamérica constituyen "una verdadera tríada gracias al aglutinante esencial de historia y cultura, sobre el que debemos trabajar mediante planes de formación", explicó Ricardo Díez-Hochleitner, presidente del Club de Roma.
