Células del donante colonizan el organismo del enfermo trasplantado
Thomas StarIz considera revolucionario su hallazgo
Más 12 años después de haber recibido un hígado de donantes masculinos, nueve mujeres trasplantadas por el equipo del doctor Thomas Starlz resentaban células masculinas, dotadas de cromosomas XY, en varias partes vitales de su organismo. Esta confirmación constituía la demostración de un fenómeno que había pasado desapercibido y que, según Thomas Starlz, va a ser "la auténtica revolución de los trasplantes", pues puede contribuir a superar el problema del rechazo, el principal escollo tanto en trasplantes de órganos humanos como en los de origen animal.Este fenómeno, definido en 1992 por Thomas Starlz como quimerismo, se produce en todos los trasplantes y consiste en la colonización pacífica del organismo del receptor por células del órgano trasplantado. También en los dos pacientes que fueron sometidos a un trasplante de hígado de mandril se pudo observar, tras su muerte, que células del órgano animal habían colonizado diversas partes de su organismo.
"Es un hallazgo que nos obliga a trabajar en la dirección opuesta a aquella en la que lo veníamos haciendo. Hasta ahora estudiábamos cómo reacciona el organismo del receptor sobre el injerto, pero ahora sabemos que también el órgano implantado actúa sobre el receptor", explicó ayer Thomas Starlz, que se encontraba en Barcelona para presentar El hombre puzzle, un libro de memorias en el que explica los pormenores de su apasionada lucha contra la muerte y también de otra batalla no menos dura: la que libran entre sí los científicos.
Tolerancia recíproca
La colonización del organismo del receptor por las células invasoras revela, según StarIz, que existe un mecanismo de adaptación mutua entre el sistema inmunitario del enfermo trasplantado y el órgano injertado, una especie de tolerancia recíproca que evita el rechazo. Este fenómeno se ha observado con mayor claridad en pacientes que llevan más de 20 años trasplantados: "Hasta el punto de que, cuando la colonización alcanza cierto grado, es posible retirar la medicación inmunosupresora; de hecho, nosotros la hemos retirado en algunos casos".
El peligro de rechazo obliga a los pacientes trasplantados a tomar de por vida potentes drogas inmunosupresoras, que en muchos casos evitan el rechazo, pero no en todos, y siempre a costa de reducir también las defensas inmunitarias.
La evidencia del fenómeno ha llevado al equipo de trasplantes que dirige Starlz en la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) -el que más trasplantes ha realizado en el mundo- a intentar favorecer un quimerismo precoz implantando algunas células de la médula ósea del donante en la médula ósea del receptor. La revista Lancet publicará en junio un trabajo con el resultado de los 18 primeros pacientes estudiados, que confirman plenamente los efectos del quimerismo.
Este descubrimiento abre también nuevas perspectivas al xenotrasplante, pues, según Starlz, "el tráfico celular se produce igualmente cuando el órgano implantado es de procedencia animal". Un equipo dirigido por StarIz ha practicado los dos únicos trasplantes de órganos procedentes de animal efectuados hasta ahora, dos trasplantes de hígado de mandril, y tiene permiso para realizar otros dos.
Los pacientes sobrevivieron 79 y 17 días, respectivamente, y su muerte se debió a un mecanismo de rechazo primario. En los dos casos se pudo comprobar que las células de mandril habían colonizado varias partes del organismo de los enfermos trasplantados. "Estamos en condiciones de intentar el tercer trasplante durante este año y de conseguir un resultado más satisfactorio", avanzó StarIz.
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