La Virgen del Retiro
Si, como asegura doña Carmen Añón, coordinadora del plan de rehabilitación del Retiro, "sólo son unas 100 o 150 personas" los fieles que acudirían a rezar el rosario al pie de la nueva estatua de la Virgen, su ubicación en el Retiro no constituiría, efectivamente, un problema de afluencia añadido a los que ya padece el parque. Pero caben dudas razonables acerca de la seriedad de este proyecto, promovido por una institución seglar y, al parecer, bien acogido por el alcalde, don José María Álvarez del Manzano, que, según "una fuente vinculada al departamento de parques y jardines" (sic), contrajo un compromiso con dicha institución para autorizar el monumento. Los lectores no pudimos recabar más datos sobre esta fuente (El País Madrid, 11 de marzo de 1994).Sin entrar en el aspecto político y religioso de la iniciativa de este grupo de ciudadanos, podemos analizarla desde un punto de vista más objetivo, desde la óptica urbana, cívica, del ciudadano que no está adscrito a ningún otro grupo que su propia ciudad, con una cualidad más amplia que unas determinadas creencias. En este sentido, la ciudad nos muestra que su materialización es la expresión de la voluntad de quienes la hacen posible y de su tiempo. Quizá por este motivo la pretendida erección de este nuevo monumento en el Retiro no tenga las cualidades cívicas suficientes que expresen esta voluntad colectiva, como demostró no tenerlas tampoco el proyecto de otra amenaza monumental fallida llamada Esfera Armilar.
Es lástima que proyectos como éste lleguen a materializarse sospechosamente en aras de la polémica y no como fruto de procesos más afines al propio desarrollo de la ciudad, incluso en su escala más pequeña.-
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