Ruido de sedas, ruido de esposas
Para casi 700 neoelectos, la jornada de ayer fue la primera en dos bellísimos palacios, uno de origen pontificio -el de Montecitorio, sede de la Cámara- y otro -el del Senado-, poblado de recuerdos de los Farnesios y sus fastos rencentistas. Trajes nuevos, flamantes camisas, roces de sedas y modelos originales como los que exhibe habitualmente Ombretta Fumagalli Carulli, antes democristiana, hoy berlusconiana y siempre descrita por las malas lenguas como "la Barbie italiana", dieron nuevo brillo al bautizo parlamentario de estos "honorables", que hicieron cola, algunos desde las ocho de la mañana, para superar las formalidades de ingreso ante unos ujieres desbordados por tanta cara nueva.Silvio Berlusconi, con su habitual traje oscuro cruzado, no entró en la sala de plenos hasta pasadas las 10 de la mañana. Ocupó uno de los escaños más bajos y situado precisamente en el centro, que algunos de sus empleados, actuales diputados, se apresuraron a ocupar para destacar la nueva orientación política señalada por el presidente de Forza Italia.
Pero la colocación definitiva de los partidos deberá aún ser discutida.
Poco antes, Berlusconi había hecho su primera aparición como político por la denominada buvette, el café de la Cámara en el que los diputados se encuentran entre sí y con los periodistas. Los recién llegados ocupaban con facilidad un espacio que hasta hace poco era feudo de los De Michelis, Craxi y compañía.
Una novedad, sí, era el empeño de los diputados de Berlusconi por estrechar la mano de su líder y apiñarse para charlar con él mientras se contaban votos en la sala.
Berlusconi, tras la primera votación en el Senado, en la que su candidato fue superado por el veterano Giovanni Spadolini, afirmó que si no se logra una mayoría en la Cámara Alta, el próximo Gobierno difícilmente podrá gobernar y en ese caso "no habrá más remedio" que volver a convocar a los italianos las urnas.
Para 26 diputados salientes, la jornada de ayer fue, en cambio, la primera de miedo al ruido de esposas,.
Todos los no elegidos perdieron ayer la inmunidad parlamentaria, y ello puede precipitar en la cárcel a muchos de los que están bajo investigación por presunta corrupción o asociación mafiosa.
Encabezan la relación de los más expuestos nombres de ex ministros del último Gobierno de Giulio Andreotti, como el psiquiatra napolitano Paolo Cirino Pomicino, ex ministro de Presupuestos, o el médico Francesco De Lorenzo, también de Nápoles, que fue ministro de Sanidad.
El socialista Giulio Di Donato, cuyo encarcelamiento fue ya pedido por los jueces, y los ya citados Craxi o De Michelis son también elementos destacados de la lista.
Ayer al menos, los jueces no hicieron nada.
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