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Hermanos de sangre

FERNANDO BALLANO GONZALOEl autor explica el origen étnico e histórico de los enfrentamientos que han sumido a Ruanda y a Burundi en el caos y el baño de sangre

Ruanda y Burundi estaban originariamente habitados por los pigmeos batwas. Hacia el año 1000, una emigración de tribus bantúes del oeste de África dedicadas a la agricultura, los actuales bahutus, ocupó la zona y fue relegando a los batwas a las zonas selváticas que iban quedando. En los siglos XVI y XVII, otra emigración de tribus ganaderas proveniente de la árida Etiopía, los actuales batutsis, los famosos batusis de Las minas del rey Salomón, se fue asentando paulatinamente en el territorio de Ruanda y Burundi. Los batutsis poseían una gran organización social y militar, y rápidamente se hicieron con el poder. Adoptaron la religión y la lengua de los conquistados, eso sí, añadiendo lo necesario. La leyenda de Gatwa es un buen ejemplo y explica la supremacía batutsi debido a un pecado cometido por los ancestros: Imana, el dios de los bahutus había dado vida a tres hermanos: Gatutsi, Gahutu y Gatwa. Para probarlos, una noche les confió a cada uno de ellos un recipiente con leche diciéndoles que al día siguiente vendría a recogerlo. Gatwa no pudo resistirse y se lo bebió. Gahutu se durmió y derramó el suyo, que había colocado entre sus rodillas. Gatutsi permaneció vigilando toda la noche y, por la mañana, pudo entregarlo a su señor. El dios justiciero maldijo a Gatwa y a Gahutu, y proclamó a Gatutsi señor de sus hermanos.Los batutsis establecieron un reino feudal que luego se dividió en dos: Ruanda y Urundi. Los gatwas formaban un clan de gobernantes entre los que se elegía al rey o mwami. En cada colina había un jefe batutsi y unos siervos bahutus. Los pocos batwas que quedaban en la selva no eran considerados hombres, eran impungus o monos. Los árabes, que desde Zanzíbar comerciaban con marfil y esclavo s, jamás se atrevieron a enfrentarse con los temidos batutsis y se quedaron en Ujiji, a orillas del lago Tanganica, cerca de la frontera con Burundi, donde Stanley encontró a Livingstone.

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Como regalo de consolación a Alemania, en la Conferencia de Berlín para el reparto de África, se le cedió el derecho a colonizar Ruanda-Urundi. La conquista no fue tarea fácil y no se logró hasta 1903 con ayuda de ciertos señores feudales que traicionaron al viejo rey Mwegi. La Conferencia Anglo-Germano-Belga de 1910 delimitó las fronteras actuales y algunos batutsis y bahutus ruandeses quedaron en territorio del entonces Congo Belga. La implantación alemana fue escasa y, en la Primera Guerra Mundial un simple batallón belga ocupó ambos países. La Liga de Naciones, en 1918, otorgó el protectorado a Bélgica, que ejerció la administración delegando en los jefes de los clanes y acentuando las desigualdades.

Los batutsis se encargaban de organizar y controlar los trabajos forzados o corvee: transporte, construcción de pistas, trabajo en plantaciones, etcétera, así como la recogida de impuestos. Los misioneros, única fuente de educación en la época colonial, formaban únicamente a los batutsis. El ejército colonial se nutría sólo de batutsis. Un texto belga de 1948, elaborado por un médico, reza: "Con ocasión de la visita de su alteza real el príncipe Charles a Ruanda-Urundi, se sorprendió de la talla de los notables, verdaderos gigantes que reinan sobre un pueblo de negros respecto a los cuales son totalmente diferentes, tanto por las características étnicas como por la vida que llevan. Se les denominan batutsis, en realidad son de origen hamita. Representan una décima parte de la población. Forman una raza de señores. Los hamitas tienen 1,90 metros de estatura. Son esbeltos. Tienen la nariz recta, la frente alta, los labios delgados. Parecen distantes, reservados, educados, finos. Se puede adivinar en ellos un fondo de bellaquería bajo la cubierta de cierto refinamiento (...) El resto de la población es de origen bantú. Son los bahutus los negros que poseen todas las ca-racterísticas de la raza: nariz achatada, labios gruesos, frente huidiza, cráneo braquicéfalo.

Conservan un carácter de niños, a la vez tímido y perezoso, y frecuentemente de una suciedad irremediable. Es la clase de los siervos. La raza de los jefes exige de ellos múltiples servidumbres. Algunos restos de batwas, que no son considerados por los otros como hombres, viven separados de todos en la selva...".

Tras la independencia se celebraron elecciones en ambos países, y en ambos triunfaron los partidos bahutus, pero el ejército, batutsi, no lo permitió. Los bahutus se levantaron y triunfaron en Ruanda. La época colonial había sido especialmente dura allí. A muchos batutsis les cortaron las piernas para que no hubiera diferencias de talla. Otros tuvieron menos suerte. En Burundi no triunfó el levantamiento. En ambos países se sucedieron levantamientos periódicos, de los batutsis en Ruanda, de los bahutus en Burundi. La frontera común siempre ha estado plagada de refugiados de una y otra etnia: batutsis en Burundi, bahutus en Ruanda. A los batwas, como no son considerados personas les dejan en paz. A los blancos, a los muzungu, siempre les han dejado en paz. Casi un millón de personas ha muerto en cada país desde la independencia (la población de Burundi es de unos cinco millones y la de Ruanda de unos siete). Otro millón ha tenido que huir. Centenares de miles murieron en Burundi en octubre pasado cuando asesinaron al primer presidente elegido democráticamente. La muerte de 18 gorilas de los de la película Gorilas en la Niebla merecieron más tinta que cientos de miles de personas que murieron durante la guerra civil de Ruanda (1990-1993). ¡Somos tan ecologistas! En esta ocasión han muerto militares belgas y franceses, y las agencias no paran de emitir teletipos (con abundantes errores, por otra parte) dedicados casi exclusivamente a los residentes extranjeros. En Burundi también se han desatado de nuevo las matanzas, pero como todavía no se han cargado a ningún muzungu aún no son noticia. Amahoro, barundi! (La paz sea con vosotros, burundeses y ruandeses).

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