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La paz en Palestina y aún es una utopía

La fecha tope del 13 de abril llega sin que los palestinos epan cuándo tendrán autonomía

Fue, a todas luces, un monumental error de cálculo. Hace exactamente siete meses, cuando Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) se dieron la mano en el esplendor cuasi otoñal de la Casa Blanca, Isaac: Rabin y Yasir Arafat parecían convencidos de que su proyecto de paz iba a despegar a tiempo, es decir, con la puesta en vigor hoy de la autonomía en Gaza y Jericó como primer paso hacia una nueva era de calma y buena vecindad. Ayer, sin embargo, quedó nítidamente establecido que no hay puntualidad, y mucho menos signos de distensión. Una de las últimas víctimas de la violencia en los territorios ocupados fue una palestina de 21 años muerta a tiros por un israelí que se dió a la fuga en un incidente registrado cerca de Ramala. La mujer, identificada como Fatima Taysir Jalifa, estaba embarazada de tres meses. El diagnóstico del proceso de paz iniciado en septiembre es poco halagador. Separados por la formidable barrera de desconfianza, los mismos palestinos e israelíes que debían hoy haber inaugurado una nueva fase en su turbulenta historia aceptaban resignados la realidad: el histórico apretón de manos de Washington fue una cosa. Poner en práctica intenciones pacifistas es otra muy diferente. Por eso ayer no pasó nada. Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) permanecen empantanados. Ninguno, de los dos se atreve ya a hablar de fechas con certeza.

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Fue precisamente el primer ministro Isaac Rabin quien se encargó de eliminar toda esperanza de avances a corto plazo. En una entrevista publicada ayer por el diario The Jerusalem Post, Rabin dijo que la retirada de las tropas de Jericó y el repliegue de los soldados de Gaza podría producirse dentro de un mes. Los negociadores palestinos en El Cairo eran ligeramente más optimistas. Hablaban de "entre dos o tres semanas". Sin duda, la experiencia está dando la razón a Rabin y a su ministro. de Exteriores, Simón Peres: en el proceso acordado en Washington no "existen fechas sagradas".

Israel y la OLP deben finalizar un acuerdo en El Cairo antes de ponerse manos a la obra. Árafat y Rabin sostuvieron ayer un breve contacto telefónico en un aparente intento por superar los numerosos desacuerdos que persisten en torno a las cuestiones de seguridad, el tamaño de Jericó, la transición hacia la formación de una autoridad palestina y la suerte de millares de prisioneros palestinos. Esas mismas diferencias provocaron el retraso de la retirada militar programada para el 13 de diciembre y ayer existían pocos elementos para mantener vivo el optimismo.

La decepción palestina se refleja en las banderas palestinas izadas por primera vez en los territorios ocupados en la euforia de septiembre. Se destiñen al sol o han sido reemplazadas por estandartes negros en señal de duelo por las víctimas de la matanza de palestinos en Hebrón el pasado 25 de febrero. El retrato de Arafat prácticamente ha desaparecido de los campos de refugiados. Muchos de los palestinos que se desgañitaban en Gaza y Jericó dando vivas al líder de la OLP son hoy sus más severos críticos. Se sienten defraudados. "¿Donde está la paz?", se preguntaba el otro día un farmacéutico de Gaza que, como muchos palestinos está perdiendo la fe en el proceso.

En el terreno, Israel ha efectuado maniobras simbólicas como la evacuación de comisarías de policías y el desmantelamiento de bases militares. En Jericó la presencia militar de ocupación ha sido prácticamente reducida al mínimo. Pero en Gaza, el Ejército se ha desplazado hacia las alambradas del bloque de asentamientos de Gush Katif. Técnicamente, allí no se puede hablar de retirada. Es un repliegue cuya lógica descansa sobre el hecho de que el movimiento islámico Hamás es y seguirá siendo un peligro para los colonos judíos que permenecerán en la franja incluso cuando se haya consolidado la autonomía.

"El proceso va avanzar, pero con el tiempo la gente se dará cuenta que de lo que se trata en realidad es de un acuerdo entre la OLP e Israel que brindará mas comodidad a la ocupación", pronosticó Mahmud Al-Zahar, un alto dirigente de los musulmanes militantes que no descarta la posibilidad de enfrentamientos internos una vez que entre en funciones la policía palestina.

La ex portavoz de la delegación palestina Hanan Ashraui, que vive en el pueblo cisjordano de Rarnala, comparte esa incertidumbre y, como la gran mayoría de los palestinos, duda de la autenticidad de las intenciones israelíes. Dice de ellos que hablan de paz pero continúan confiscando tierras y violando los derechos políticos de los palestinos. Sin embargo no ha perdido totalmente la esperanza: "Creo que es importante seguir dialogando con Israel. Pero hay que aclarar de qué se habla y si existe respeto a un calendario para llevar las palabras a la práctica. Sólo pasos concretos podrán marcar una diferencia en la vida diaria de los palestinos".

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