Era 'jet'
He leído, completamente estupefacto, La princesa vikinga, entrevista publicada el 30 de marzo en El País Madrid y suscrita por Alex Niño. En los años sesenta, allá rememorados, yo volaba a Londres con gran frecuencia, en muchas ocasiones semanal, y también muy a menudo a París, Milán, Niza o Roma. Fue una época preciosa de la aviación civil europea, con la llegada del pequeño y finísimo Caravelle en los años postreros de la década. Iberia, Air France, Alitalia, BEA, SAS, JAT, Lufthansa, Aer Lingus, Olympia y un amplio etcétera me contaron entre sus pasajeros. También saltaba el charco como un príncipe a bordo del clipper Adelaida, de la Panamerican, más fino todavía, con almuerzos servidos por Maxim's de París, vinos nobles y mucho caviar Beluga. Y todos estos aviones eran jets (aparatos a reacción). Desde primeros de 1970 comenzó a cruzar el Atlántico el jumbo jet Boeing 747, y el supersónico Concorde, en el que también he volado con frecuencia, estaba a punto de hacer su presentación en sociedad. Pero esta señora Armsbruster nos cuenta una extraña historia ("no existía la presurización, ni tan siquiera el radar"; "volábamos con las ventanillas de la cabina abiertas"; "íbamos de Norte a Sur y de Este a Oeste ayudados por la brújula y el trazado de las carretas", y así sucesivamente) que nos retrotrae a los tiempos pioneros de la aviación civil, en las primeras décadas del siglo. Una, de dos, o esta señora es una guasona impenitente (y supongo que su redactor no le ha dado ningún corte, o por educación o por la extrema juventud que denota su apellido), o sus vivencias se remontan a aquella época, en cuyo caso se trata de una impenitente centenaria. Si es así, debo reconocer, por la foto, que está bastante bien conservada. Por cierto, tengo una curiosidad: ¿los huevos los freía con puntilla o sin?-
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