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"Ahora dormiremos un poco más"

Los vecinos de Vallecas estrenan las nuevas estaciones del metropolitano

Los vendedores de periódicos de la estación de metro de Portazgo estaban ayer desesperados. Los diarios se acumulaban a la espera de los clientes habituales: vecinos que llegan al suburbano en autobús desde la barriada de Palomeras, Pero, desde el pasado fin de semana, muchos de ellos ya no utilizan esta parada. Ahora, con las tres nuevas estaciones de la línea 1 Plaza de Castilla-Miguel Hernández) pueden llegar al centro de la ciudad bajo tierra, sin coger las camionetas.

Los casi 100.000 potenciales usuarios que viven junto a las nuevas paradas la red del metro de Buenos Aires, Alto del Arenal y Miguel Hernández accedieron ayer por primera vez a estas estaciones para ir a trabajar. Por, fin, después de muchos años de solicitarlo, van a poder atrasar un poco sus despertadores

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"Esto es lo mejor que hemos tenido en años". Pilar Amador, una viuda de 33 años, vecina de la avenida de Rafael Alberti, no se anda en chiquitas para explicar lo que le parece la prolongación de la línea. Vestida de luto riguroso, se dedica a vender ropa en mercadillos. Todos los días se acerca a Tirso de Molina para abastecerse de género en las tiendas de comercio al por mayor. "Antes tenía que coger el autobús 54 (Vallecas Pueblo-Atocha) hasta la estación de Portazgo y allí subía: al metro, ahora me monto en la estación de Miguel Hernández y me ahorro media hora, con lo que puedo descansar un ratito más", asegura.

Pedro Laborda, de 49 años, es uno de los habitantes del pueblo de Vallecas que se han quedado con las ganas: el metro no ha avanzado hasta su distrito. "Ya podían haberlo llevado hasta allí, como pedían todas las entidades ciudadanas", afirma. Este padre de familia numerosa en paro decidió ayer probar el nuevo transporte para ir a cobrar el subsidio de desempleo. "Creo que gano tiempo cogiendo el tren", asegura. Aunque, con cinco hijos y una esposa que tampoco trabaja, no es el ahorro de unos minutos lo que le preocupa..

Isabel Mora, de 60 años, se acercó al metro de Miguel Hernández con una vecina para ver, si le daban uno de esos libros de poemas que regalaron. durante el fin de semana. Lleva año y medio esperando que le operen de la cadera en el Gregorio Marañón y, mientras, se ve obligada a caminar con muletas. Puede bajar escaleras mecánicas, pero con gran esfuerzo. Así que le viene bien el ascensor instalado en el vestíbulo de esta parada.

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A su amiga Isabel Fernández, que aún limpia escaleras con 74 años, las nuevas estaciones le dan lo mismo. No sabe leer y apenas ha salido de Vallecas, donde ha criado a 12 hijos.

Sergio, de 15 años, sólo abandona el ensismismamiento de sus cascos de música cuando ve la antigua locomotora colocada como ornamento en la estación del Alto del Arenal. Estudia primero de BUP en el Puente de Vallecas y con el metro ahorra asi media hora en cada viaje, porque no tiene que esperar al autobús.

La compañía Metro no tendrá hasta hoy o mañana datos precisos sobre la utilización de las nuevas estaciones. Las previsiones iniciales del Consorcio Regional de Transportes eran de unos 65.000 viajeros diarios. Pero ayer, cada cual hacía sus propias estimaciones.

Los taquilleros que trabajan en la nueva prolongación creen que los viajeros están todavía un poco despistados. Sin embargo, en la estación de Miguel Hernández hubo bastante afluencia de público. "Todavía la gente no lo tiene como rutina", explican.

Donde sí se notó la apertura de esta prolongación de la línea 1 fue en la estación de Portazgo. "Bueno, es que no han venido ni la mitad de los pasajeros habituales", afirma una de las encargadas de la ventanilla. Para ella, el trasvase de viajeros es claro: "Lo normal en un lunes es que para el mediodía haya vendido unos trescientos abonos de diez viajes, y hoy, para media mañana no he llegado ni a cien".

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