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Cuando él esculpe su cuerpo

Liposuccionados, lipoesculpidos, penialargados... Los hombres no escapan a la cultura de la apariencia. Quieren tener más y mejor de todo.

"iGústate! Con lipoescultura, en una sola sesión", incita un musculoso y macho torso ajustado entre desagradables noticias del día. Otras veces aparecen unos bajos, cruzados mágicamente con las palabras "trato confidencial", y coronados con un pensamiento que a muchos hombres tortura: "SI el tamaño le impide dar la talla, ¡auméntelo!". Con estas tentaciones se abre camino en la prensa española Medical Aesthetic, un centro madrileño de "medicina estética especializada en hombres" que asegura haber penetrado en exclusiva el mercado español con un método para agrandar el miembro viril que ya ha complacido a miles de hombres en otras latitudes.Pero no es sólo su parte más sobresaliente lo que cultivan ahora los hombres españoles preocupados por su cuerpo. "La cirugía estética no está ahora en crisis, todo lo contrario, por una sencilla razón: hay crisis de valores morales. Entonces la gente busca refugio en otras cosas; en cuidar su imagen, en gustar'se.." cuenta uno de los urólogos de dicha clínica, en la que se hacen 2.000 tipos distintos de operaciones de cirugía estética en una docena de quirófanos.Ya hace una década que en Francia los hombres se liposuccionan. En España las mujeres se lanzaron a quitarse grasas superfluas hace cuatro años; los chicos se asomaron tímidamente al quirófano hace dos, pero últimamente le han cogido el gusto aunque la proporción aún es de dos hombres por cada ocho mujeres-, y las clínicas para cuerpos masculinos están proliferando, como hongos, con oferta de facilidades de pago. Los centros más fiables, especialistas en belleza dixit, son los que ya tienen probada experiencia quirúrgica con cuerpos femeninos.Calvicie, michelines, nariz y orejas es lo que más arrastra al hombre al quirófano. Los de la franja de 20 a 40 años, son los que más recurren al microinjerto capilar. "Ser calvo hace que te sientas más viejo, pero también que tengas problemas de trabajo. Una sociedad en que lo viejo es malo y lo joven bueno, exige una imagen actualizada", dice el doctor Jorge Planas, de la conocida clínica Planas de Barcelona. Los de 25 a 35 años se actualizan sin problemas, "están en la edad narcisista", y no les importa in vertir de 200.000 a 600.000 pese tas en lipoesculpirse.

En el español la lipoescultura se centra en quitar obesidades, no en aumentar protuberancias pectorales. "Aquí no se pide tanto, pero sí hacemos bastantes prótesis de gemelos para problemas de pantorrillas finas", cuenta Planas. Los que quieran pecho obrero tienen su meca en California. "Allí es una especialidad de los centros de estética". En Oriente son especialistas en otros asuntos.

En julio de 1991 un cirujano plástico chino, Long Daouchou informó que había conseguido un nuevo método de aumento de pene sin dañar su sensibilidad ni su potencia. Sin recurrir a injertos o prótesis, utilizando la propia piel del miembro, éste podría alargarse al menos cuatro, centímetros. Mientras que en España la operación cuesta 300.000 pesetas (500.000 a partir del 15 de abril), en China la cosa anda por las 30.000. Las únicas condiciones que pone el señor Long (largo, en inglés) es que los dueños del miembro viril a arreglar estén casados y que el objeto erectus de su preocupación no supere los 10 centímetros.

Esas exigencias no se plantean en Estados Unidos, donde este revolucionario método de aumento de pene supone unas 15.000 operaciones anuales y donde no todos los operados lucían pequeño tallaje. "El 60% de los hombres norteamericanos sometidos a intervención tenían un miembro de tamaño normal, pero deseaban que tuviera más de 14 o 15 centímetros", dijo el año pasado el profesor de urología Santiago Richter. En la clínica madrileña Medical Aesthetic efectuúan cuatro o cinco operaciones semanales de pene. La lista de espera ahora es de un mes, pero cada vez hay más peticiones, y calculan que en otoño puede ser ya de tres meses.

A las operaciones de cirugía estética masculina van sobre todo hombres que viven del mundo del espectáculo, pero el ejecutivo agresivo es el lipoesculpido modelo. Los reclamos publicitarios que invocan el culto al cuerpo llegan al hombre español independientemente de su preferencra sexual, indican Gil Calvo y la sexóloga Rosario Mora. El hombre esculpe su cuerpo para su propio gusto, por autoestima, más que para seducir a otros o a otros. En cuanto a las partes íntimas... "El miedo a la falta de prestación viril es somático. Es una depresión carnal. Es pavor de quedar mal ante nosotros mismos. Las chicas no lo ven", dicen.

Rosario Mora, de la Sociedad Sexológica de Madrid, ve que "es un mito que se cae por su propio peso" y que Ias mujeres no se sienten defraudadas porque el pene de su pareja sea pequeño, sino porque no les acaricien bien". "La mayoría de los hombres piensan que son un pene andante, valoran la sexualidad por el tamaño. Cada uno con su tamañito puede jugar, es cuestión de maña. Todo el mundo puede hacer maravillas con su cuerpo".

"Está claro que la belleza es un negocio que da mucho dinero", afirma la sexóloga, "pero este culto al cuerpo masculino tiene un aspecto positivo: que los hombres se preocupen de estar presentables. Ya era hora. Las mujeres tenemos dificultad para encontrar objetos eróticos".

Hasta cuatro centímetros más

Están en plena ampliación. Las instalaciones para atender a los hombres se han quedado pequeñas. El cliente pasa al despacho del señor Manjón, quien va al grano enseguida: "Usted, cuando se ducha, notará que el pene no se termina en lo que ve, sino que sigue para dentro, hay un cuerpo interno de pene, en el vientre. Lo que hacemos es sacar eso". El, hueco que queda se rellena con materia grasa extraída del vientre. Ellos lo llaman enlongamiento (no alargamiento). También engrosan (o engordan), inyectando tejido adiposo.La muestra de fotografías con el típico antes-después no es plato de gusto, aunque sí de esperanza. "mire", dice Manjón, "éste es uno de los casos más dramáticos que hemos tenido. Seis centímetros en erección. Salió con el doble". Antes de seguir, quiere dejar algo claro: "No damos ni quitamos virilidad; la operación no tiene ningún efecto en ese sentido".

En la consulta, hay un momento para los sudores. Cuando le cuentan al cliente que la operación son tres-cuatro horas con cinco doctores en faena y sin anestesia total, sino epidural, de medio para abajo; o sea, un buen rato para pensar en lo que le están haciendo a dick. ¿Resultados? "Para un pene recto y normal de unos 14-15-16 centímetros, lo habitual es alargar cuatro". Nunca lo dejan colgando más de dos centímetros por debajo del escroto. "Nosotros hacemos estética, no monstruos".

El precio: medio millón de pesetas por eslongar; 300.000 por engrosar. Siempre que no haya complicaciones, porque dicen que en señores de una cierta edad ven muchos penes torcidos, en forma de gancho. Entonces todo se complica, claro.

"Ya sólo queda que le vea el doctor". El urólogo ve al cliente y le confirma que, como tiene el pene dos centímetros por encima de los testículos, se le puede ampliar cuatro. ¿Engrosar también? "No, no, eso no". "Bueno, le aconsejo que si quiere hacérselo en otoño, pida cita en julio".

- Oiga, y ya que estoy aquí. Una operación de orejas para quitar el soplillo, ¿cuánto cuesta?

-200.000.

Y uno sale aliviado al haber trasladado las aprensiones a una zona menos estratégica, más colateral.

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