La Comisión Europea emprende los trabajos previos a la creación del ecu
Ni las crisis económica y monetaria, ni la actual situación del Sistema Monetario Europeo (SME), en el que las monedas pueden oscilar en una banda amplísima de más/menos 15%, han impedido que la Comisión Europea se proponga cumplir con las obligaciones que le confiere el Tratado de Maastricht, según explicó ayer Jean-François Pons, un alto funcionario encargado precisamente de las cuestiones monetarias.La Comisión aprobó el pasado miércoles un memorándum que contempla la creación de un grupo de trabajo, formado por expertos internacionales, que estudiarán todos los aspectos prácticos vinculados a la creación de la moneda única.
Los funcionarios trabajan, pues, como si la primera cita para la creación de la moneda única, en 1997, fuera todavía posible. El propio Pons no lo descartó y aseguró que "todavía es muy pronto" para dar por superada la primera ocasión para alcanzar la Unión Económica y Monetaria.
El grupo de trabajo deberá estudiar los problemas que ocasionará la moneda única en las contabilidades públicas y privadas, la adaptación de las máquinas que funcionan con monedas, el impacto sobre los precios, los cambios en los sectores financiero y bancario, las implicaciones legales, y las consecuencias directas para los consumidores y usuarios.
El grupo de trabajo no interferirá en las labores del Instituto Monetario Europeo (IME), que cuenta con el encargo de preparar el diseño y la emisión de la nueva moneda. Pero está claro que la iniciativa de la Comisión corresponde a la actitud de enorme moderación demostrada por el director del IME, Alexander Lamfalussy, que se ha inclinado por realizar una tarea de apoyo y estímulo de la convergencia más que por la preparación a plena luz de los aspectos más técnicos y a la vez espectaculares de la futura moneda europea.
La Comisión Europea- también estudiará, dentro del sistema de grupos de trabajo sobre el ecu, la alternativa entre moneda única y moneda común, es decir, un ecu que conviva durante un periodo de tiempo indeterminado con las otras monedas nacionales, según reconoció Jean-François Pons.
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