El Pompidou seguirá abierto mientras se remoza
El centro de arte parisiense será reparado a un coste de 10.000 millones de pesetas
El Centro Pompidou renacerá en 1999. Agotado por su propio éxito, prematuramente envejecido por el exceso de visitantes, el emblemático edificio parisiense será remozado por completo a partir de 1997. Las obras de renovación serán dirigidas por Renzo Piano, uno de los arquitectos que diseñaron el centro hace dos décadas, durarán dos años y costarán un mínimo de 440 millones de francos (unos 10.500 millones de pesetas). El ministro de Cultura francés, Jacques Toubon, anunció ayer que el centro sólo se cerrará parcialmente mientras se realicen los trabajos.
El Centro Pompidou es el mejor símbolo de la Francia de los años 70, expansiva y optimista, fasciriada, como el entonces presidente de la República e impulsor del edificio, Georges Pompidou, por el crecimiento economico y la estética industrial. Quedan de esos años posgaullistas un sólido tejido industrial, unos cuantos desastres urbanísticos, varios escándalos inmobiliarios y el pintoresco mastodonte de la calle Beaubourg, con sus tubos multicolores y sus vigas externas. Aborrecido por unos y ad mirado por otros, igual que su cede con la torre Eiffel, el edificio ha acabado convirtiéndose en una de las principales atracciones turísticas de París. Y ha pagado un precio muy caro por su éxito. En lugar de 5.000 visitantes; diarios, como se preveía en su inauguración, ha tenido 25.0013. Esa desproporción se refleja en su envejecimiento: tiene sólo 17 años, pero, según los arquitectos encargados de repararlo, se ha desgastado como si tuviera 60.
El primer ministro, Edouard Balladur, que fue jefe del gabinete de Georges Pompidou, ha aprovechado el vigésimo aniversario del fallecimiento de su antiguo mentor para anunciar la nueva etapa del edificio. En un homenaje a Pompidou cele brado el martes, Balladur pro clamó su admiración por "el hombre apasionado por comprender y disfrutar su época bajo Iodos los aspectos de las letras y las artes", que dejó para la posteridad el edificio de la calle Beaubourg, "ese lugar ex cepcional, imaginado y querido por él".Renovación interior
El ministro de Cultura, Jacques Toubon, especificó ayer los de talles de la renovación interior del Centro. Se ampliarán las salas de los museos de Arte Moderno y de Creación Industrial; la biblioteca abandonará la planta. superior para trasladar se a una nueva ala del edificio; las actividades de ocio (cine, teatro, danza) serán desplaza das al subsuelo, junto al aparcamiento; y el vestíbulo será modificado por completo. La reforma arquitectónica no irá acompañada, según Toubon, de ningún cambio funcional: las ofertas culturales del Pompidou serán, a partir de 1999, iguales que las de ahora.
La renovación del Centro Pompidou se anuncia, sin embargo, con tres años de anticipación, y eso permite pensar que tanto la filosofía de las obras como el proyecto y el presupuesto pueden torcerse. De momento, a partir de septiembre, se acometerá la reforma de los alrededores: la plaza será completamente levantada, se construirá un aparcamiento subterráneo y se restaurarán varios edificios próximos, des tinados a formar parte del complejo cultural. Esos trabajos durarán unos dos años, y costarán unos 3.500 millones de pesetas.Mientras tanto, el Centro Pompidou seguirá renqueando, a la espera de una renovación completa. Habrá que cambiar, a partir de 1997, los circuitos eléctricos, el sistema de climatización, las escaleras mecánicas y los ascensores, además de sustituir un porcentaje aún no determinado de la propia estructura del edificio.
Con el entorno del Pompidou convertido en una inmensa cantera urbana, serán ya dos los edificios emblemáticos de París enmascarados por las obras hasta finales de siglo. La catedral de Notre-Dame, primera atracción turística de la capital francesa, está siendo limpiada y permanece semioculta entre andamios. Se calcula que las obras de restauración de la piedra no estarán terminadas, en el mejor de los casos, antes de 1998, a pesar de que la utilización experimental del rayo láser como sustitutivo del detergente permite trabajar con mayor rapidez y menos riesgo de daño para las esculturas que adornan el edificio.
El árgora de los templarios
Cuando en 1977 se inauguró en París el Centro Pompidou, el mundo se quedó estupefacto: el centro cultural más moderno de Francia parecía una refinería. Hubo que buscar un adjetivo para este nuevo estilo y se eligió high tech: la arquitectura de la tecnología punta.A principios de los años setenta, el británico Richard Rogers y el italiano Renzo Piano, dos jóvenes radicales que compartían sus inclinaciones hipertecnológicas, se presentaron al concurso para el nuevo centro cultural. Inesperadamente, el jurado premió una propuesta aparentemente utópica que tenía mucho que agradecer a los sueños lúdico-tecnológicos de otro equipo británico: Archigram.
Piano y Rogers pretendían crear un polo de atracción ciudadana donde cada cual pudiera expresarse libremente; y sin duda lograron configurar lo que el crítico Deyan SudJic ha calificado como "un ágora high tech". La fortuna crítica del edificio ha sido muy variada: descrito como "una astronave catapultada al corazón de París", o "un burdo acto de jactancia", sus autores se han empeñado siempre en defenderlo como como "la ironía de la tecnología" o, más sencillamente, como "un gran mecano".
Desde el mismo momento de su terminación, la imagen hipertecnológica y futurista del Pompidou se convirtió en otro de los hitos monumentales de París, además de ser una verdadera obra maestra que aparece en todos los libros de historia y crítica de la arquitectura contemporánea.
Muestra de ello es que se ha llegado a admitir todo tipo de interpretaciones, tanto arquitectónicas como literarias. Tal vez la de Umberto Eco en El péndulo de Foucault sea la más hermética: "Primero el Conservatorio como laboratorio, luego la Torre Eiffel como sonda, y finalmente el Beaubourg como máquina de recepción y transmisión global. ¿Es que acaso habían puesto en pie esa inmensa ventosa para entretener a cuatro estudiantes melenudos y apestosos que iban a escuchar el último disco con unos auriculares japoneses?". Sin duda, ni Piano ni Rogers fueron conscientes de que habían sido utilizados para construir el aparato de radio de los templarios.
El Pompidou ha sido un edificio muy costoso. Su construcción, aparentemente industrializada, se hizo en realidad de un modo casi artesanal. Luego, su mantenimiento se ha llevado una buena parte de su presupuesto. Y ahora porque va a ser restaurado, antes de cumplir los 18 años, por uno de sus progenitores. Renzo Piano corre el riesgo de morir de éxito.
Babelia
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