Nuevas normas, inciertas mayorías

P. E., El sistema electoral que hoy se utiliza por primera vez en Italia es uninominal y mayoritario a una sola vuelta, con correcciones proporcionales y una norma adicional que favorece a los partidos más pequeños. En consecuencia, el ciudadano debe emitir tres votos: uno, por el nombre de un candidato a diputado; otro, por el nombre de un senador; y el tercero, por la lista asociada a un bloque o partido.

El primer voto servirá para la elección de uno de los 475 diputados que se rigen por el sistema mayoritario. El segundo, para la elección de uno de los 232 senadores afectos al mismo sistema y para el cómputo de los votos asociados al partido de cada candidato por el que se regirá el reparto proporcional de otros 83 escaños del Senado entre los no electos. En la cuota uninominal mayoritaria, hay un sólo candidato por bloque en cada distrito y un sólo vencedor entre ellos; el que obtenga más papeletas.

El voto por la sigla sirve para el reparto de los 155 diputados que se rigen por el sistema proporcional. Para obtener diputados por esta cuota, un partido tiene que haber superado la barrera mínima del 4% de votos en todo el territorio nacional.

La nueva ley electoral prevé, además, un sistema denominado de scorporo (sustracción) para proteger a los partidos más pequeños. Del número de votos logrados por las listas en el sistema proporcional, se restan los obtenidos en el uninominal por los candidatos electos de ese mismo bloque o partido. Pero no todos los votos, sino los correspondientes al segundo candidato más votado y no elegido en cada distrito, más uno.

De este modo, se pretende favorecer en el sistema proporcional a lo partidos que hayan tenido menos candidatos por el mayoritario.

El sistema es complejo y difícilmente puede dar mayorías absolutas sin la introducción de la rechazada y ahora querida segunda vuelta.