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La derecha parte favorita en los comicios de hoy

El bloque de la derecha parece en condiciones de lograr una mayoría próxima a la absoluta en las elecciones legislativas que se celebran hoy y mañana en Italia, según indicansondeos independientes cuya publicidad está prohibida. El nuevo sistema de voto, sobre el que los institutos de opinión carecen de experiencia, impone, sin embargo, grandes reservas sobre estas estimaciones. Además, unacuota de parlamentarios inferior al 51% representaría mucho menos que una victoria, ya que lo previsible es que el bloque derechista se disolviera en tal caso y que sus miembros buscaran nuevas alianzas.

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Nuevas normas, inciertas mayorías

La ingobernabilidad, que presumiblemente deberá ser resuelta con un Gobierno transitorio llamado exclusivamente a modificar de nuevo la ley electoral para que surja una mayoría clara, resulta, por ello, la perspectiva más probable de estos comicios que han sido valorados como históricos y que, sin embargo, parecen condenados a repetirse en fecha no lejana.Algo más de 48 millones de italianos están llamados a las urnas, a elegir en efecto 630 diputados y 315 senadores, entre 4.342 candidatos, por un sistema mixto complejo: el 75% de los escaños, se atribuirán mediante un sistema uninominal mayoritario similar al inglés, pero el sistema proporcional tradicional en Italia seguirá aplicándose al 25% de parlamentarios restantes.

La jornada electoral de hoy, que excepcionalmente se prolongará hasta las diez de la noche de mañana a fin de que los judíos puedan votar sin violar el precepto del reposo que les impone la Pascua, han sido valoradas como las más importantes celebradas en Italia desde el final de la II Guerra Mundial. Esto se debe a que supuestamente deben marcar la regeneración de una clase política devastada por las iniciativas judiciales contra la corrupción y, en general, de un país al que el fin de la guerra fría sumió en una crisis de legitimidad e institucional sin parangón.

Cerca del 90% de los candidatos carecen de experiencia parlamentaria previa, y nuevas formaciones, como la neófita Forza Italia, del empresario Silvio Berlusconi, u otras algo más rodadas, como La Rete de Leoluca Orlando o la Liga Norte de Umberto Bossi tratan de ocupar el enorme vacío dejado por políticos y partidos que parecían incombustibles hasta que rodaron acusados de tener relaciones con la Mafia o de haber cobrado comisiones ilegales.

Estas son las primeras elecciones celebradas en Italia sin la Democracia Cristiana, que desde 1948 había arbitrado el país con más del 30% de los votos -una cuota que casi mantuvo todavía en los comicios del 5 de abril de hace dos años- y sin la participación de los políticos italianos más conocidos en Europa, como Giulio Andreotti, Arnaldo Forlani o Bettino Craxi.

Expectativas de renovación

La campaña electoral no ha respondido, sin embargo, a esas expectativas de renovación, que tampoco se reflejan en las previsiones de resultados.

La irrupción de Berlusconi en la política vino a romper la perspectiva de un acuerdo en ciernes de centro izquierda, entre el Partido Democrático de la Izquierda (PDS), ex comunista, y los restos democristianos -que hubiera tenido a la Liga Norte con sus proclamas separatistas como oponente anti Estado- para completar la transformación gradual del sistema político en crisis.

Berlusconi forzó la configuración prematura de un cuadro bipolar de izquierda y derecha, al que tienden los sistemas electora les mayoritarios. Pero, Il Cavaliere (como le llaman) también introdujo en la política toda la polémica que conllevan sus fortísimos intereses económicos en numerosos sectores, incluida la televisión privada, crecidos, además, a la sombra de los principales dirigentes del anterior periodo.

Aunque la campaña electoral ha sido la más violenta en el plano verbal y la más tensa que recuerdan los italianos, la izquierda no ha logrado llevar a su principal adversario, Berlusconi, a un debate de temas concretos para demostrar su incapacidad de dar respuestas políticas serias, más allá de unas consignas calificadas como meramente propagandísticas y demagógicas. Como alternativa, fomentó los rumores sobre supuestas conexiones mafiosas del propietario del grupo Fininvest. La falta de confirmación puntual de estas noticias, y diversas acciones intempestivas de la Justicia que condicionaron fuertemente la campaña terminaron por reforzar la imagen de liberal perseguido que Berlusconi ha fomentado de sí mismo.

Este ha sido el debate básico e insatisfactorio para muchos italianos entre los dos polos, de derecha e izquierda, que han dejado en un plano muy secundario el centro ex democristiano, que también participa en estos comicios. Pese a ello, si se confirma la falta de mayoría absoluta, el centro jugará un importante papel en las negociaciones postelectorales. Diversas estimaciones le atribuyen entre 50 y 60 diputados.

Mientras, en Palermo, cinco miembros del jurado del juicio que se celebra contra el gran jefe de la Mafia, Salvatore Toto Riina, presentaron ayer en una carta al presidente del Tribunal su renuncia. Los cinco han sido amenazados de muerte por Cosa Nostra, que logró averiguar sus nombres a pesar de que se mantenían en secreto. Francia, por su parte, decidió también ayer extraditar al capo de la Camorra (mafia napolitana), Michele Zaza, de 49 años y detenido por la policía francesa el 22 de mayo de 1993.

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