¿Y ahora qué?

El sucesor natural de Álvaro del Portillo, obispo prelado del Opus Dei, debería ser el actual vicario general de la Obra, Javier Echevarría, un vasco de 60 años que ha pasado su vida a la sombra del fundador, beato Escrivá de Balaguer, y al que, según los que le conocen "es difícil no ver de mal humor", informa Servimedia. Pero, como se sabe, en cosas de la Iglesia, los caminos de Dios son infinitos.Los estatutos de la Obra prevén que el nuevo prelado sea elegido por un congreso general formado por 1.500 mujeres y otros tantos hombres, sacerdotes o laicos, que ya fueron designados por el fallecido Álvaro del Portillo. Los congresistas deben tener al menos 32 años. Primero se reúne el congreso de mujeres y presenta un candidato al de los hombres, quienes deciden, sin carácter vinculante, al sucesor, cuyo nombre es comunicado al Papa, que es el que da la aprobación. El proceso puede durar varios meses.

A Álvaro del Portillo lo eligió como su sucesor el mismo fundador antes de morir, por lo que su nombramiento no creó problemas. Fue prácticamente aclamado. Hay quien asegura que Escrivá dejó también entender que el "tercer hombre" debería ser Echevarría. El problema es que en estos últimos años han pasado muchas cosas. Ha cambiado mucho la Iglesia y han cambiado los católicos. Y no digamos las órdenes y congregaciones religiosas, algunas de las cuales, como los jesuitas, dominicos, franciscanos y muchas congregaciones misioneras, sobre todo de monjas, han vivido una especie de reforma radical, para volver a las raíces fundacionales y adaptarse a los vientos nuevos del Concilio. El Opus Dei, quizá por ser una institución más reciente, ha sufrido menos esta adaptación.

Pero el nombramiento del tercer dirigente del Opus Dei, va a tener lugar en un momento muy delicado: el Pontificado de Wojtyla se está agotando, la Iglesia ya no tiene en el mundo el influjo político de antaño; el proceso de secularización. está en expansión, y el mismo Vaticano, preocupado por el crecimiento de las sectas en el mundo, se desliga más de la política al advertir que crece la petición de espiritualidad y misticismo.

El nombramiento del sucesor de Álvaro del Portillo podría ser un buen test para conocer si algo está cambiando o no en la granítica estructura del Opus.