Normalización lingüística

Primero he de aclarar que no soy catalana, pero me siento plenamente integrada en Cataluña. Mis hijos sí son nacidos en Cataluña, y por eso creo que es su deber y obligación aprender la lengua y costumbres de su lugar de origen; y pienso que ello no afecta en lo más mínimo a la relación y convivencia con nosotros, sus padres.Por eso mi indignación se desborda cuando leo declaraciones como las efectuadas por Manuel Reyes, en el día en que fue investido andaluz del año, en L'Hospitalet, con palabras textuales como: "Nuestros hijos sufren un martillo dictador en el sistema catalán de enseñanza y nosotros en el trabajo y en la vida cotidiana", y previno a los andaluces que viven en Cataluña contra la integración cultural. ¿A qué sienten coacción y qué dictadura se les impone? Que yo sepa, hay centros andaluces por todos los barrios de L'Hospitalet, incluso algunos de ellos instalados en locales cedidos por el Ayuntamiento de la ciudad y que al año reciben subvenciones para sus funcionamientos.

Celebran sus fiestas, como en el caso del Parque de las Planas, hasta la madrugada y nadie se ha quejado. ¿Éste es el martillo dictador al que se refiere?

Me parece bien que sigan sus tradiciones y raíces y quieran protegerlas, pero, como dijo Pujol, "cuando se hace algo por el catalán, todo el mundo se escandaliza", y sus hijos, nacidos aquí, quieran o no son catalanes y parte de este país, y hasta ellos mismos.-