Vodevil de acción
Hijo de un conocido productor de cine, el francés Jean-Marie Poiré recorre todo el escalafón antes de realizar su primera película. Es operador de actualidades, ayudante de dirección y coguionista, antes de debutar como director con Les petits cálins (1978).Desde entonces dirige películas con regularidad y éxito dentro del terreno de la comedia, gracias a saber unir un peculiar humor con unos nuevos actores. Lo que no le impide de manera simultánea actuar como cantante de rock bajo el seudónimo de Martin Dunne y como fotógrafo de modas con el nombre artístico de Antonin Berg.
Todo ello pertenece al pasado tras el inmenso éxito obtenido, tanto en Francia como en el extranjero, con Los visitantes (1992). Una comedia que escribe a medias con su protagonista, el actor de origen español Christian Clavier, lo que les lleva a volver a trabajar juntos y en la misma dirección.
L'operation corned beef
Dirrector: Jean-Marie Poiré. Guionistas: Christian Clavier, Jean-Maire Poiré. Fotografía: Jean-Yves Lemener. Música: Éric Lévi. Francia, 1993. Intérpretes: Christian Clavier, Jean Reno, Valerie Lemercier, Jacques François, Isabelle Renauld. Estreno en Madrid: Albufera, Alcalá, Colombia, Cristal, Fuenlabrada, Olympo, Real Cinema y Vaguada.
El resultado es Operación chuleta de ternera, título que podría optar al peor del decenio y llevarse el primer premio con facilidad, una muy irregular comedia que se sitúa a medio camino entre la más vieja tradición francesa del vodevil y las películas de acción y espionaje a lo James Bond.
Lo curioso de esta extraña mezcolanza es que el realizador Jean-Marie Poiré se maneja mucho mejor en las escenas de acción que en las de comedia. Tal vez porque tiene un excelente equipo de especialistas a su alrededor, que consigue el buscado tono de historieta gráfica en que se apoyan estas escenas, pero se encuentra perdido cuando se encierra con dos o tres actores en un decorado.
En primer lugar, porque el guión de Operación chuleta de ternera carece de toda originalidad, se limita a repetir una y otra vez la misma poco brillante idea de vodevil en que se apoya. Sin olvidar que sus diálogos son especialmente poco brillantes y ágiles. En resumen, y como ocurre en muchas películas norteamericanas, esta producción francesa parece un largo anuncio de los últimos modelos de automóviles Citroën y su capacidad para seguir funcionando en las peores situaciones, en el que se han intercalado algunas escenas en pretendida clave de comedia, pero que nunca acaban de funcionar.
Babelia
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