Eduardo Subirats propone revisar la conquista de América

El ensayista y profesor universitario barcelonés Eduardo Subirats, de 46 años, autor de obras como El alma y la muerte, La flor y el cristal o La cultura del espectáculo, ha presentado en Madrid El continente vacío, un libro en el que propone una revisión de la historia española de la conquista de América y de la razón occidental que sigue legitimando el colonialismo."Uno de los temas que planteo en el libro es la traslación de poderes de la lógica católica de colonización al concepto moderno basado en la ciencia y en la tecnología", afirma Subirats. "Es la redefinición ilustrada del imperio".

El continente vacío reivindica la figura de Garcilaso de la Vega y de Américo Castro, y propone una revisión de Bartolomé de las Casas. Según Subirats, "Américo Castro es el gran historiador español de este siglo, que nos ofreció una mirada muy interesante de ese periodo. Bartolomé de las Casas es una figura que se corresponde con el intelectual español moderno, aunque desde una perspectiva contemporánea, su obra merece algunas críticas. Garcilaso es a la vez poeta, humanista y filósofo. Articuló tres grandes tradiciones: la incaica, la sefardí y la humanista. No es de extrañar, dado el desinterés español por el pensamiento americano sobre la conquista, el que aquí no se le tenga mucha consideración".

Un desinterés que enlaza con esa España arcaica que no ha cambiado sustancialmente y que, afirma Subirats, se manifiesta en la falta de tolerancia, que es una tradición de cinco siglos que atraviesa por igual los campos de derechas y de izquierdas. Del mismo modo, la decadencia que vivimos hoy es más profunda que una simple crisis de un sistema político".

El escritor termina manifestando su pesimismo por el recibimiento que tendrá el libro. "Es un libro de historia, pero es demasiado filosófico para que los historiadores lo acepten", dice. "Los filósofos tampoco se sentirán muy halagados, ya que contiene dermasiado material empírico, sociológico y antropológico. Además estoy acostumbrado a que mis libros no se reseñen, porque en España se me considera como una especie de apestado. Por otra parte, el libro riñe con la tradición de la España heroica y santa, y también con el progresismo que se ha disuelto en una nube de polvo. No creo que tenga una buena acogida".