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Un empleado de La Paz ocultaba en casa el mayor arsenal incautado en Madrid

Jan Martínez Ahrens

Armas de matar: 48 cortas, 11 largas y 10 de caza. Ése era el arsenal -completado con más de 3.000 cartuchos y dos cajas de pólvora- que ocultaba "por afición" en el armario ropero de su casa José Rodríguez Fernández, de 49 años. Un hombre casado y con dos hijos que por el día trabajaba en el mantenimiento de¡ hospital La Paz y por la noche se paseaba por los enclaves del narcotráfico gitano. El pasado martes por la noche, este supuesto traficante de armas fue detenido en un poblado de chabolas de Chamartín. El arsenal descubierto es el mayor incautado en Madrid en los últimos años.

Rodríguez Fernández llegó al poblado sobre las doce de la noche. Conducía un R-19 blanco. Entró en una chabola. Los agentes de la comisaría de Usera vigilaban el asentamiento, próximo a la estación de Chamartín, movidos por las sospechas de que allí se traficaba con drogas y armas.La entrada en escena de Fernández desató la operación. Quince agentes y dos coches camuflados -entre ellos un Ibiza- sorprendieron a Fernández al salir del chamizo.

Llevaba dos pistolas, un revólver y varias cajas de munición. Una minucia en comparación con lo que los agentes descubrieron en un posterior registro domiciliario. Detrás de un panel, en la parte izquierda del armario ropero de su vivienda de Tres Cantos (Madrid), Fernández, el hombre que trabajaba en el mantenimiento de los talleres de La Paz, ocultaba el mayor depósito de armas incautado en Madrid en los últimos años.

El zulo escondía 32 pistolas -cuatro de avancarga y el resto de las marcas Llama y Star-, 16 revólveres -Colt, Santa Bárbara, Tanque, Arana, Smith & Wesson, British Bulldog y ES-, 10 escopetas de caza, otros tantos rifles y una carabina. Todas estaban perfectamente engrasadas y en condiciones de ser utilizadas.

Cañones y empuñaduras

El ropero familiar también guardaba 3.000 cartuchos de diferentes calibres, 2 cajas de pólvora negra, 11 cañones de arma corta, 3 cerrojos de arma larga y empuñaduras de repuesto y anatómicas.

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Algunas piezas proceden de la guerra civil, y otras, fabricadas hace más de 100 años, son propias de coleccionista. La procedencia de las armas modernas está siendo investigada por la Guardia Civil.

La policía sospecha que Fernández, afiliado a la Asociación Nacional de Tiro y con cinco licencias de armas, es un suministrador. De hecho, la operación que desembocó en la captura se desplegó después de que los agentes de Usera, dirigidos por el comisario Félix Alonso, registrasen un aumento de los movimientos de armas en las bandas de narcos de poblados chabolistas como La Celsa o Torregrosa. En este contexto, las armas descubiertas en manos de Fernández la noche de su captura jugarían el papel de muestras de la mercancía en oferta.

El detenido, que ayer permanecía en las dependencias policiales, ha negado dedicarse a la venta de armamento. Fernández ha insistido en sus declaraciones que las armas son su "afición" y ha manifestado que su presencia en el poblado gitano fue "casualidad".

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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