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EL FUTURO DE EUROPA

Solana responde a los ataques de la presidencia griega acusándola de falta de sentido común

IGNACIO CEMBRERO El ministro español de Exteriores, Javier Solana, dejó ayer de lado su habitual prudencia verbal y arremetió contra la parcialidad de la presidencia griega de la Unión Europea en la negociación sobre la ampliación que concluyó provisionalmente ayer de madrugada. Solana se despachó contra el ministro griego de Asuntos Europeos, Teodoros Pangalos, del que llegó a declarar que sus palabras carecen de sentido común. En el pleno del Congreso, Solana recibió el apoyo matizado del Partido Popular (PP) a la firmeza demostrada por el Gobierno en la negociación para acoger a Noruega en el club bruselense.

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Llegó a su casa, procedente de Bruselas, a las seis de la mañana, apenas durmió unas horas y a las dos de la tarde ofreció una rueda de prensa con su homólogo portugués, José Manuel Duráo Barroso. Acaso fue la falta de sueño, pero lo cierto es que Solana respondió a las críticas de los socios europeos con inhabitual dureza.Pangalos no suele andarse por las ramas. En la conferencia de prensa que ofreció tras la fracasada ronda de negociación, repasó las concesiones hechas por cada delegación y resaltó finalmente que sólo la española permanecía inflexible por razones que no había logrado entender.

Solana afirmó desconocer las declaraciones del presidente griego del Consejo de Ministros, pero recordó que le había escuchado en otras muchas ocasiones desde que encabeza la UE. "Sus palabras", comentó, "no siempre me impresionan. A veces se ausenta el sentido común de ellas".

En la delegación española la actitud de Grecia ha causado cierta decepción. Al ejercer actualmente la presidencia se sabía que Atenas no se comportaría como el aliado mediterráneo que ha sido en muchas ocasiones. "No esperábamos, sin embargo, que la presidencia nos pusiera contra las cuerdas", comentó un diplomático.

El comportamiento griego es más incomprensible en tanto que España ha sido uno de los cuatro países de la UE que se ha negado hasta ahora a dar el paso de establecer relaciones diplomáticas con Macedonia, el vecino septentrional de Grecia. Atenas se niega a reconocerle mientras no obtenga garantías de su renuncia a sus supuestas reivindicaciones territoriales sobre el norte helénico.

El jefe de la diplomacia española desmintió, no obstante, que España se haya negado a estrechar lazos con Skopie, la capital de Macedonia, con la esperanza de recibir un trato de favor de la presidencia griega. "Ayer mismo se lo dije a Pangalos", afirmó Solana, "España no es un país de cambalache. Esto no es un toma y daca. No nos abstuvimos de hacerlo porque esperasemos algún tipo de agradecimiento". Respondió también a las críticas contra España de su homólogo alemán, Klaus Kinkel, pero lo hizo con mucha más cautela. Sus declaraciones pidiéndole mayor flexibilidad le parecieron "razonables en el ámbito de un proceso de negociación como este".

Aislamiento

En español e incluso en inglés, Solana reiteró una vez más la posición española reclamando a Noruega un mayor acceso a sus caladeros -Oslo sólo ofrece 3.700 toneladas de bacalao anuales- y negándose a que la minoría de bloqueo pase en el Consejo de Ministros de 23 a 27 votos, con los que los países mediterráneos quedan en minoría. Se esforzó por demostrar que España no estaba sola.

A pesar de que Pangalos elogió ayer las concesiones portuguesas, Duráo Barroso expresó su total solidaridad con España en su lucha por volver a acceder a los caladeros noruegos que también interesan a Portugal. El ministro luso se distanció, en cambio, del planteamiento español en materia institucional.

Colaboradores del ministro reconocieron que no se habían hecho los esfuerzos suficientes para explicar porque un país como España, deseoso de ahondar la construcción europea, defendía una posición que, si prosperaba, diflcultará la toma de decisiones en el Consejo de Ministros. "Lo ideal hubiese sido hacer una gran reforma institucional", lamentaba uno de ellos, "pero Francia no se atrevió inicialmente a dar la batalla y nosotros tampoco podíamos hacerlo solos".

Por la tarde, en el pleno del Congreso, el diputado popular José María Robles Fraga, instó al Gobierno a mantenerse firme en la negociación. "Si bloquea", declaró, "no lo haga en la oscuridad y la soledad a la que nos tiene acostumbrados. No ceda, señor ministro, que no están ustedes solos en Bruselas" porque cuentan con el apoyo de la opinión y de las fuerzas parlamentarias. "Si le dicen que ni un pez más, ni un voto más, habrá que decirles ni un país más" en la UE. "Me alegro mucho de conocer que el PP está detrás del Gobierno", contestó Solana.

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