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Carlos Sotos utilizó la coacción política para adquirir los solares de Marina Calvià en Mallorca

"O me vende, o le expropio", dijo Carlos Sotos, ex responsable de IGS-PSV. "Ante esta sugerencia, tuve que enajenar nuestros terrenos en Calviá, Mallorca", asegura el propietario de Inmobiliaria Magalluf y socio mayoritario de Urbanizadora Mallorquina. Este empresario formalizó, en 1989 1990, dos importantes operaciones de ventas de suelo en este municipio gobernado por el PSOE con el antiguo gestor de empresas sociales de UGT. Sotos comprometió con el dueño de Inmobiliaria Magalluf cerca de 2.000 millones de pesetas en créditos y letras para adquirir más de 200.000 metros cuadrados urbanizables en los que IGS debía desarrollar una megaurbanización de lujo, la Marina de Calvià.

Este ambicioso proyecto turístico, diseñado en pleno boom económico coincidente con la expansión del grupo IGS-PSV, ha resultado ser completamente inviable por cuestiones urbanísticas, financieras y políticas. El vendedor cobró parte de sus ventas aunque, al no abonar IGS el último plazo -400 millones-, mantiene la propiedad de la mayor parte de los solares. La auditoría del grupo IG,S-PSV fija en 4.692 millones de pesetas el montante de esta operación fallida.El pasado día 1, Sotos mantuvo una extensa conversación con EL PAÍS. Reconoció que para proceder, en ocasiones, a las compras de los solares se argumentó a diversos propietarios que si no accedían a la venta podrían verse sometidos a un proceso de expropiación, en una junta de compensación. Preguntado sobre la literalidad de la frase que se le atribuye "o me vende, o le expropio", dijo: "No es verdad". Pero tres abogados que conocen entresijos de la negociación ratificaron la primera versión.

El propietario de Inmobiliaria Magalluf ha explicado: "Si no vendía tenía que tragarme los solares. En tales circunstancias, con la tramitación de licencias urbanísticas suspendida, un proyecto de construcción de 300 chalés frenado totalmente y con un plan que destinaba nuestros solares urbanizables a ser inundados por la Marina, vendimos a IGS a precio de mercado antes que esperar un justiprecio aplazado por la vía judicial", añadió.

Sotos, en su explicación sobre la Marina de Calviá, reconoció que "fue un proyecto completamente público, del PSOE y de la UGT, protagonizado por quien era su candidato autonómico (el ex alcalde de Calviá y ex secretario general de UGT en Baleares, Francisco Obrador). Era también un proyecto de Estado al ser ejemplar en la reconversión del turismo". Sotos indicó que IGS estaba en minoría en la sociedad Marina de Calvià Mallorca (MCM), controlada por la mayoría socialista municipal y con presencia accionarial de los propios arquitectos redactores del plan urbanístico municipal.

"IGS era una empresa que competía con métodos capitalistas en el tráfico de influencias y de la amistad", aseveró el abogado Josep Meliá, que actuó como representante de un empresario urbanizador afectado por el plan de Sotos y del Ayuntamiento de Calvià. El letrado agregó: "PSV fue el recaudador para los afanes de especulación inmobiliaria de IGS. Existía una voluntad de erigirse en especulador y constructor a base de recalificar suelo en los municipios donde gobernaban las gentes del sindicato".

Colgados de una estrella

El proyecto de la Marina de Calvià fue definido como "un proyecto estrella" por sus promotores, el Ayuntamiento, IGS y arquitectos redactores del plan general. En agosto de 1990 la empresa de UGT entró en este proyecto con la intención de generar un volumen de negocio de 100.000 millones. Margarita Nájera, del PSOE, actual alcaldesa de Calvià -y responsable de Urbanismo cuando se gestó la idea-, manifiesta: "Aquélla era una operación de alto riesgo, en la que se requería una fuerte inversión, valor, confianza y espera. No era una maniobra especulativa". Nájera agrega que todas las actuaciones municipales (suspensión de licencias y recomendaciones a los propietarios incluidas) estuvieron encaminadas a asegurar el buen fin de la iniciativa. "Ahora, es un proyecto abandonado", afirma.

Carlos Sotos, por su parte, cree que "moral y legalmente obró de manera irreprochable", y añade: "Lo que pasó es que nos quedamos colgados por problemas políticos, cuando el PP y el presidente Cañellas determinaron estrellar la operación estrella del PSOE, de su líder y de su buque insignia -el Ayuntamiento de Calvià- y no dejó desarrollar la Marina".

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