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Una parodia de democracia en Túnez

Las elecciones del próximo dia 20 sólo permitirán un cambio político cosmético

Túnez celebra el próximo día 20 unas elecciones generales que pondrán fin al color único que su Parlamento ha tenido desde la independencia de la república, en 1956. El actual régimen, que preside Zin El Abibin Ben Ali, necesitado de lavar una imagen cada vez más criticada por las organizaciones de derechos humanos, ha modificado el sistema mayoritario vigente hasta ahora y lo ha sustituido por un complicado sistema proporcional que dará acceso al Parlamento a 19 diputados de otros partidos."Es muy difícil dar credibilidad a unas elecciones en las que todo el mundo sabe, antes de celebrarse, que la oposición va a lograr 19 de los 167 escaños", afirma Mohammed Sayá, que ocupó diversas carteras ministeriales y la dirección del partido único, la Unión Constitucional Democrática (RCD), durante la, presidencia de Habib Burguiba, finalizada el 7 de noviembre de 1987 por "senilidad y enfermedad" con la llegada de Ben Ali.

Sayá, que mientras permaneció al frente del RCD no se preocupó de su democratización, se muestra ahora muy crítico con la "apertura parcial" de Ben Ali. "Si se esgrime la proximidad del integrismo argelino y del nacionalismo libio para mantener el país cerrado, habría que tener en cuenta que nos separan sólo 540 kilómetros por mar de Europa y que esto exige una apertura".

"El integrismo es siempre una amenaza incontrolable, pero es mejor no tenerle miedo y encararlo", señala Hedi Bacush, bajo cuyo gobierno, relevado en 1988, los integristas llevaron acabo diversos atentados menores. Ciertos sectores de la sociedad tunecina atribuyen en parte esa campaña de desestabilización del país a Ben Ali para justificar su toma del poder.

La amnistía decretada al asumir la presidencia -Ben Ali cambió el uniforme de general por el traje de civil- puso en la calle a todos los dirigentes islámicos, que en las elecciones de 1989, y como candidatos independientes, obtuvieron, según el cómputo oficial, un 19% del total de los votos emitidos, y algunos puntos más según ellos.

El sistema mayoritario, cuya defunción ha firmado la nueva ley electoral, no les permitió tener en el Parlamento ni un solo diputado. Ahora tampoco lo tendrán. El frente islámico tunecino, Ennahdha (Renacimiento), es ilegal. En mayo de 1991, el régimen declaró que había descubierto una conjura islamita que pretendía asesinar al presidente. El Gobierno aseguró que los islamitas estaban infiltrados en la policía, el Ejército y las aduanas. Los supuestos planes y las frases repetidas una y mil veces de que "no hay diálogo posible con quien utiliza la violencia" y "el Islam es patrimonio de todos" bastaron para encarcelar a unas 3.000 personas.

Los líderes del Ennahdha se encontraban en Argelia y, tras el golpe de Estado en ese país, Rashid Gunishi se fue a vivir a Londres y Salá Karkar, a Francia. El hacerse eco días atrás del apoyo de Gunishi a la candidatura a la presidencia de Molzef Marzuki le valió al corresponsal de la BBC, Alfred Hermida, la expulsión del país, y a la agencia de noticias kuwaití Kuna, el cierre de su delegación en Túnez.

La ley exige el apoyo de 30 diputados o de 30 consejos municipales para presentarse a las elecciones presidenciales, que también se celebran el 20 de marzo. Como todos son miembros del hasta ahora partido único RCD, no hay más candidato que Ben Ali. Marzuki, presidente de la Liga Tunecina de Derechos Humanos, pidió al presidente del Parlamento, e incluso al jefe del Estado, que le cediera 30 firmas. Se las negaron. El día y la hora en que debía presentar a la prensa su programa la policía exigió a Marzuki que acudiera a la comisaría para verificar la matrícula de su coche. Fue interrogado durante dos horas.

Abderraman Hani, líder del ilegal partido nacionalista Vanguardia Unionista, que también aspiraba a la candidatura para las presidenciales, tuvo menos suerte. Envió su programa por fax y dos días después, el 11 de febrero pasado, fue encarcelado.

Sin libertad de prensa y con una oposición autorizada a tener 19 escaños, la campaña electoral, que comienza mañana, tiene poco interés. Al menos cuatro de los seis partidos, sin contar el RCD, que se presentarán a las elecciones obtendrán representación parlamentaria. Los 19 escaños de la oposición se repartirán entre el Movimiento Demócrata Socialista y el Partido de la Unidad Popular, ambos panarabistas y de centro. También les caerá alguno a los ex comunistas del Movimiento de Renovación y a los democrataunionistas de la UDU.

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