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La UE negocia sobre la minoría de bloqueo para completar la ampliación

Lluís Bassets

La negociación sobre la minoría de bloqueo en el Consejo de Ministros empezó ayer sólo al termino de las sesiones de ampliación en las que Austria, Finlandia y Suecia cerraron sus acuerdos. Los contactos, por el momento telefónicos y por carta, se han trasladado a los ministros de Exteriores y a los jefes de Gobierno, en cuyas manos está decidir cómo será la nueva correlación de fuerzas en el Consejo de Ministros. España insiste en mantener para los 90 votos ponderados del nuevo Consejo la actual minoría de 23 votos. De forma alternativa acepta que se requieran 27 votos, excepto en el caso de que tres países recojan 23. Noruega medita, mientras tanto, su difícil situación, a la espera de reanudar las negociaciones el próximo lunes.

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Los tres flecos pendientes de las negociaciones -minoría de bloqueo, nuevas perspectivas Financieras hasta 1999 y Unión Económica y Monetaria- son, junto al enigma de la negociación con Noruega, que ayer logró avances en agricultura, las preocupaciones de los Doce después de culminar con éxito los acuerdos con Suecia, Finlandia y Austria. Todo esto deberá resolverse entre el lunes y el martes próximos, en un Consejo al que acudirán los ministros de Exteriores.Bélgica, uno de los países más enérgicos en contra de la propuesta española, dio a conocer ayer a través de un portavoz de su Ministerio de Exteriores que su Gobierno no se ha planteado todavía la cuestión de la minoría de bloqueo como un asunto de veto. La impresión que se recoge en la Comisión Europea y entre algunos países miembros es que la propuesta española, que cuenta con el apoyo del Reino Unido y de Italia, deberá ser objeto de una transacción.

Una de las posibilidades que se apunta es que se acote una casuística muy limitada en la que se seguirá aplicando la actual minoría de bloqueo. La preocupación de las autoridades españolas tiene su origen en la experiencia de numerosas votaciones sobre temas principalmente agrícolas, en las que las peculiaridades del clima y de la estructura del campo mediterráneo pueden ser fuente de incomprensiones y de dificultades en una comunidad cuyo centro de gravedad se ha desplazado hacia el norte. No se descarta la aparición de una propuesta transaccional que mantenga la minoría de bloqueo en la normativa agrícola. Actualmente, España (8 votos) obtiene fácilmente el concurso de Francia o Italia (10 votos) y de Grecia o Portugal (5 votos) para alcanzar los 23 requeridos.

La culminación de las negociaciones con tres de los cuatro candidatos fue acogida con gran satisfacción en todos los medios de la UE, pero la reacción más calurosa fue la alemana. El canciller Kohl afirmó ayer que estamos "ante un gran acontecimiento de la historia de Europa".

Buena parte de la satisfacción tiene su origen en que la Unión ha conseguido, por el momento, responder a una parte sustancial de las demandas de los candidatos sin lesionar lo más esencial del acervo comunitario. Habrá ayudas regionales para las regiones árticas y subárticas, pero no se mezclarán con los fondos destinados a las zonas más pobres, sino que serán objeto de un nueva categoría.

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Ayudas a la agricultura

Habrá también ayudas a la agricultura, pero ni serán permanentes como pretendían los candidatos ni serán totalmente comunitarias, y servirán además para suavizar el impacto económico de la aportación de estos países a las arcas comunitarias. El principio de alineamiento de precios agrarios desde el primer día, que permite aplicar la PAC (Política Agrícola Común) sin distorsiones, ha quedado plenamente salvado. El régimen transitorio aplicado a las limitaciones para el tráfico pesado en Austria salva también el principio del acervo común.

El próximo lunes se celebrarán, también, sendos consejos de asociación con Polonia y Hungría, momento que aprovecharán estos dos países para subrayar sus deseos de adherirse rápidamente a la Unión.

La culminación del éxito con los tres candidatos requiere que se cierre el paquete de la adhesión con el cuarto. Hay gran preocupación e incluso malestar con Noruega, principalmente por parte de Alemania, el auténtico motor de esta ampliación, por la radicalidad de su posición respecto a la pesca. Noruega no desea compartir ni una sola tonelada más de pescado con el resto de la Unión.

El nuevo calendario significaría juntarse a los otros tres entre el 1 de julio de 1995 y el 1 de enero de 1996, justo para llegar a la reforma, de Maastricht prevista para esta fecha.

Si Noruega no permite acceder a sus caladeros a los pesqueros españoles no entrará en la Unión Europea (UE), advirtió ayer el ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, que se felicitó del final feliz de la negociación de ingreso de los otros tres países candidatos (Suecia, Finlandia y Austria). "La voz de Europa se oirá ahora con más firmeza" en el concierto de naciones, afirmó, según informa Ignacio Cembrero desde Madrid.

"Con Noruega", declaró el jefe de la diplomacia española, "tenemos un conflicto serio" en materia pesquera. "Si no se resuelve Noruega no podrá incorporarse a la Unión". "Esperemos, sin embargo", añadió, "que en un futuro cercano sean cuatro y no sólo tres los nuevos miembro".

Solana intentó demostrar que los tres aspirantes a la adhesión que concluyeron su negociación no han obtenido menores, ni tampoco peores, condiciones que las que consiguieron España y Portugal en 1985. "La posición de estos países con relación a España es distinta", insistió.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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