La Lupe triunfa en España dos años después de su muerte
A los dos años de su muerte, La Lupe, mítica y desmesurada cantante cubana, sigue despertando pasiones. Ayer, al anochecer, tuvo lugar un acto en su memoría en el fórum de la FNAC. El ámbito estaba abarrotado. La Lupe murió el 28 de febrero de 1992 en Nueva York. Había nacido 55 años antes en Santiago de Cuba. Fue una intérprete genial, "creadora del arte del frenesí", en palabras de Hemingway; "un animal musical", según Jean-Paul Sartre.
En España, hasta hace bien poco, sólo era conocida por los iniciados. Pedro Almodóvar dio el pistoletazo de salida para su conociimento en Mujeres al borde de un ataque de nervios, donde utilizaba una de sus canciones más conocidas, Puro teatro. Actualmente, hay dos discos suyos editados en España que llevan títulos almodovarianos, Laberinto de pasiones, y La Lupe al borde de un ataque de nervios. La conmemoración de ayer consistió en una mesa redonda presentada por el periodista Diego A. Manrique, en la que participaron el propio Almodóvar, la fotógrafa Teresa Gamboa y un representante de la empresa discográfica. Manrique, gran conocedor de la obra de la artista, afirma: "La Lupe nos ha tocado a muchos por su exuberancia, su impudicia, su brutalidad y su tragedia. Ella fue el imperio de la pasión".Almodóvar recalcó: "Era heterogénea y mestiza a tope. Yo creo que fue la inventora del eclecticismo imperante, la precursora del pop-punki, del gore e incluso del dirty-chic. La conocí en 1986, de la mano de Néstor Almendros, en un club heavy de Nueva York. Me dejó impactado. Decían que era yonqui. Lo mío por ella es devoción. Murió muy pronto, porque quien tiene la naturaleza del fuego está condenado a consumirse".
Tras una vida de escándalos y furias, en sus últimos años se volvió carismática. La fotógrafa Teresa Gamboa la conoció muy bien. Durante los años 1967-70, Gamboa trabajó en dos estudios de la calle 79 de Nueva York, lugares muy frecuentados por los músicos latinos de la Gran Manzana: "Regresé a España cuando ella se hizo santa. La Lupe recaló en una secta que obliga a sus secuaces a vestirse de blanco, incluso en la ropa interior, los muebles, la casa; todo tiene que ser blanco. De repente, se puso a creer en Changó, que es, santa Bárbara. Era una mujer muy fuerte; antipática con la gente, pero no connmigo. Jamás me hablaba de sí misma. Pensaba que todos los músicos eran unos pendejos".
Babelia
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