Sobre la polémica del catalán
Me entristece comprobar cotidianamente en los medios de comunicación el grado de incomprensión que aún persiste en este país de lo que podríamos denominar "lo catalán".. Mi postura personal, como catalán, pero principalmente como individuo, es el respeto y la tolerancia extrema por todas las manifestaciones culturales que en el mundo contemporáneo se dan, cuanto más las de mi entorno inmediato, por considerarlas cultivo de riqueza para lo. global. Y por eso se me hace dificil entender que haya quien no comprenda la legítima aspiración de una realidad cultural como la catalana -para nada un caso único- a conservar su propio espacio de convivencia y evolución singular.La absurda y peligrosa polémica surgida ante el afán de normalización del uso de una lengua viva -históricamente asediada y castigada, aunque lo pasado, pasado está- creo que terminaría si quienes ven un peligro en ello hicieran sinceramente el ejercicio de ponerse en el corazón de las gentes que ven peligrar, en algún grado, la pervivencia de la lengua en la que aprendieron a balbucear, en la que atendieron los cuentos del abuelo, con la que aprendieron, en definitiva, a interpretar racionalmente la realidad, como otros hicieron con sus propias lenguas maternas.
Además, persiste un aspecto que me desconcierta: yo pienso en catalán, pero conozco y domino en profundidad el castellano, siendo esta circunstancia, la del bilingüismo desde la infancia, fuente constante de placeres en todos los planos, desde la comunicación humana y por tanto el crecimiento personal hasta la recepción cultural, literaria y filosófica; y creo sinceramente que dota, a quienes la comparten, de una mentalidad más abierta, amplia y relajada. Así que, ¿a qué viene ese miedo al bilingüismo?
Seamos más tolerantes, más receptivos a la pluralidad y la diferencia enriquecedora, aprovechemos lo mucho de bueno que tiene para ofrecemos a todos el intercambio de visiones diferentes de la realidad, para trabajar juntos en el proyecto de construir un mundo más solidario, más justo, rico en matices y, por tanto, más divertido y acogedor.-
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