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Unos butroneros revientan 161 cajas de seguridad de una sucursal del Central Hispano

Los ladrones actuaron con el sigilo y la limpieza que imprimen los butroneros a sus golpes y con el amparo y la soledad de un edificio de oficinas en la madrugada de un sábado. Equipados con lanzas térmicas y piquetas, los cacos perforaron la cámara blindada de la sucursal 108 del Banco Central Hispano -situada en el número 2 de la calle de Génova, esquina a la plaza de Santa Bárbara-. Tras su marcha, sembraron de dudas las 174 cajas de seguridad del banco -161 fueron abiertas y vaciadas, según la policía, y solamente 60, según fuentes de la entidad- y muy pocas pistas.

La actuación de los ladrones del Central Hispano es todavía un misterio. Pero su método de trabajo es bien conocido: abrieron un butrón y desvalijaron la mayoría de las 174 cajas de seguridad de un banco importante y bien ubicado, en una de las mejores zonas del céntrico distrito de Chamberí. A escasos metros, por ejemplo, de la Audiencia Nacional o de la sede central del Partido Popular.La policía no ofreció ayer datos muy precisos del robo y en los alrededores de la sucursal no había en la noche de ayer ningún responsable que pudiera clarificar cómo fue la actuación de los ladrones. Los agentes de la Brigada Antiatracos de la Policía Judicial se presentaron en las oficinas del banco en la mañana de ayer, domingo. A primera hora de la tarde acudió también el director de la sucursal. Luego, cerraron el local y dejaron en su interior a un vigilante jurado.

En el edificio no hay viviendas, por lo que en pleno fin de semana está totalmente desocupado. En uno de sus siete pisos se encuentran las oficinas de la sección de Madrid del sindicato Unión Sindical Obrera (USO).

Escalera y agujero

La versión de los hechos recogida ayer de diversos testimonios apuntaba a que los butroneros se colaron en el edificio adyacente. Luego, con una escala, se introdujeron en algún piso de esta finca. A continuación, bajaron por las escaleras hasta el aparcamiento colindante con los sótanos del banco y desde allí perforaron el butrón y entraron en la caja blindada. Todo esto sucedió a lo largo de la madrugada del sábado.A primera hora de la mañana del domingo, el portero de esa misma finca descubrió el agujero del butrón y llamó a la policía.

El edificio que alberga la sucursal bancaria y el garaje citado tiene siete pisos de altura. Su portal es infranqueable en días festivos porque no dispone ni de portero automático. El acceso al garaje desde el exterior tropieza con la oposición de dos sólidas puertas.

Las dos casas de viviendas pegadas a sus costados, una en la plaza de Santa Bárbara y otra en el número 4 de la calle de Génova, sólo se elevan cinco y cuatro plantas respectivamente. Situar una escalera sobre estos tejados habría sido difícil y demasiado visible.

Un portavoz del Banco Central Hispano confirmó ayer el robo, pero redujo sus efectos a sólo 60 cajas. ¿Por qué no lograron reventar las restantes? Al parecer, según esta versión, los ladrones consiguieron desconectar la alarma central [controlada por la policía], pero no la volumétrica [la que se escucha desde la calle] ni la de incendios, que acabaron sonando. Cuando escucharon estas alarmas los cacos abandonaron rápidamente el lugar.

La policía, en sus primeras apreciaciones, aseguró, por el contrario, que no sonó ninguna de las alarmas y que los ladrones consiguieron reventar 161 de las 174 cajas de seguridad disponibles en la entidad, informa Luis Fernando Durán.

Fuentes policiales desconocen, por el momento, el importe de lo robado de la caja de seguridad. El banco, según uno de sus portavoces, tampoco ha efectuado esta evaluación, que empezarán a considerar hoy.

En las proximidades de la sucursal nadie vio ni escuchó nada anormal. Ni siquiera la cigarrera que utilizaba en la tarde de ayer como cobijo el soportal de la casa vecina para albergarse del frío y de la lluvia. El encargado de una cafetería cercana comentó a última hora de la tarde del domingo: "Cuando se descubrió el robo, a mediodía, vino el director del banco y no parecía demasiado nervioso. De hecho, se tomó tranquilamente una copita".

En la sucursal -cerrada al público por ser día festivo- no se atendió ayer el teléfono.

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