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Rusia y la OTAN quieren imponer a toda Bosnia la paz del ultimátum

El rotundo éxito del ultimátum de la OTAN a los serbios para que retirasen su artillería de las colinas que rodean Sarajevo impulsa nuevas negociaciones para imponer la paz. Tanto la Alianza Atlántica, convertida en brazo armado de la ONU, como Rusia, que ha desempeñado un papel vital en esta crisis, quieren utilizar este precedente para buscar una solución global al conflicto de Bosnia-Herzegovina.

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El presidente ruso, Borís Yeltsin, ha presentado una triple propuesta que, aunque no es nueva, sí tiene ahora más posibilidades de ser aplicada. La sombra de una potente máquina de guerra es ahora un elemento esencial para convencer a los contendientes.El plan busca tres objetivos: poner Sarajevo bajo la administración de la ONU, levantar los cercos de las otras cinco zonas de seguridad (Srebrenica, Tuzla, Gorazde, Zepa y Bihac) y negociar la partición de Bosnia en tres Estados, predominantemente musulmán, serbio y croata. El plan se discutirá hoy mismo en Bonn por representantes de EE UU, Rusia, Canadá y la Unión Europea.

Rusia se opone a bombardeos de la OTAN contra cualquier objetivo serbio, pero la existencia de esta amenaza (que la Alianza mantiene en pie) aumenta la capacidad de Yeltsin de convencer a sus aliados naturales de la necesidad de ceder. Ayer mismo, mientras se desplegaban 400 cascos azules rusos en Sarajevo, el ministro de Defensa, Pável Grachov, estudiaba enviar a Bosnia otro contingente similar.

Las fuerzas de la ONU completaron ayer su control sobre la artillería que los serbios no pudieron retirar de sus emplazamientos en torno a Sarajevo. El cerco artillero de la capital bosnia está roto.

Páginas 2 a 6

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