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Salinas insiste en el diálogo a la vez que reconoce las injusticias sociales en Chiapas

El presidente Carlos Salinas de Gortari dijo el jueves que el Gobierno mexicano seguirá considerando "la solución política" como la mejor vía para resolver el conflicto armado de Chiapas, región donde reconoció que hay una situación de injusticia social. Salinas rechazó la violencia como medio para alcanzar objetivos políticos, ya que "ésta sólo crea más injusticia, afecta en particular al que menos tiene, nos aleja de la democracia y debilita la soberanía".

Salinas valoraba así los sucesos que en las últimas horas se han desarrollado en Chiapas: la liberación el miércoles del ex gobernador Absalón Castellanos y el anuncio para el lunes del inicio del diálogo político entre el Ejército Zapatista para la Liberación Nacional (EZLN), el comisionado para la reconciliación y la paz, Manuel Camacho y el mediador Samuel Ruiz, obispo de San Cristóbal de las Casas.

Salinas, que hacía una gira de trabajo por la capital mexicana, se refirió a Chiapas diciendo que es en el respeto mutuo y en la tolerancia como se deben resolver los problemas. Precisó que cualquier mexicano merece respeto, que hay que escucharle y que se debe cumplir con las promesas hechas. "Nuestro compromiso es el de alcanzar una solución por la vía del diálogo y basada en la justicia", agregó.

El presidente mexicano había tenido otro motivo de satisfacción porque ese mismo día el secretario norteamericano del Tesoro, Lloyd Bentsen, de visita en México, había dado un importante espaldarazo a la política económica de su Gobierno, al advertir que su rumbo era el indicado y el que debía prevalecer en el futuro. Pero habían sido las dos últimas noticias sobre Chiapas las que no sólo le habían generado a Salinas el sosiego sino cierta claridad: por fin había luz sobre una, posible salida pacífica al conflicto, lo que, en opinión de medios políticos, permitirá tarde o temprano que los guerrilleros zapatistas se quiten las capuchas y se reintegren a una sociedad más justa.

Este deseo, compartido por las dos partes que entraron en beligerancia el 1 de enero, lo dejaba también entrever ayer el obispo Samuel Ruiz al advertir que "el EZLN está integrado por una generación nueva, que llegó a la dolorosa opción de la guerra, pero cuyos deseos en este instante son que termine todo esto porque no quieren la guerra sino una verdadera paz". El mediador Ruiz dijo que "la fase de agresión armada ya ha desaparecido" y precisó que existe un relajamiento en todas las partes que intervienen en el conflicto.

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